DF Tax | Chile en una encrucijada por los impuestos
Rafael Romero, académico de la FEN de la UAH.
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Rafael Romero
La palabra impuesto tiene su origen del Latín impostus , una obligación, un tributo pecuniario a favor del Estado, utilizado para financiar gasto fiscal corriente y para inversión pública. La discusión de cambios tributarios es siempre sensible para la economía.
Existen dos tipos de impuestos, los directos y los indirectos. Con respecto a los impuestos directos, su estructura tiene que ser percibida como justa, en que aquellos que tienen más rentas paguen más impuestos, no solo aplicando una tasa pareja, sino que una tasa más alta para aquellos con mayores rentas. La estructura de tasas para las personas en Chile sigue esa lógica, tal como en los países de la OCDE. Sin embargo, esa mayor tasa, la tasa marginal, se debe establecer tal que no desincentive las actividades productivas. Otro tipo de impuesto muy importante en Chile es el IVA, que cae en la categoría de impuesto indirecto. La tasa del IVA es del 19% y es por lejos el más recaudador. La crítica a este impuesto es que las personas de menores ingresos pagan proporcionalmente más que las personas de mayores rentas.
Países avanzados basan su recaudación en impuestos directos, pero países emergentes recaudan más a través de impuestos indirectos. El cambio no es fácil. Se requiere que el servicio a cargo de recaudar maneje mucha información y que las personas realicen sus actividades económicas de manera formal. Así, en la actualidad en Chile, dada la presión por mayor gasto fiscal, es poco factible pensar en reducir la tasa del IVA debido a su tremendo poder recaudatorio.
Una candidatura presidencial propuso subir el impuesto que pagan las personas y desintegrar el impuesto que pagan las empresas con respecto a las personas. Además de reducir exenciones, crear un impuesto a la riqueza e impuestos verdes. La meta es recaudar 8% del PIB adicional en régimen. Por el contrario, otra candidatura presidencial propuso rebajar el IVA y reducir impuestos a las empresas.
Chile enfrenta presiones crecientes por mayor gasto, pero hay límites a la capacidad de subir impuestos. Como se mencionó, se debe evitar desincentivar actividades productivas, además de prevenir el aumento de la informalidad. Adicionalmente, como no vivimos en una isla, las estructuras tributarias deben tomar en consideración las cargas tributarias en otros Estados, ya que las empresas son sensibles a cambios tributarios.
Es así que estamos en una encrucijada. Subir impuestos tiene límites y bajarlos podría desfinanciar al Estado. Cada vez que se discute sobre impuestos se generan expectativas que terminan afectando las decisiones de los agentes económicos. Debemos hallar una estructura que nos dé estabilidad de largo plazo. Independientemente del próximo presidente de Chile, dada la conformación de ambas Cámaras, no hay espacio para fuertes alzas o bajas de impuestos.