Especial FT China IV: George Soros augura un duro despertar en China
Esta no es la misma China que conocíamos. Xi está poniendo en marcha una versión actualizada del partido de Mao Zedong. Ningún inversionista tiene experiencia en esa China porque no había mercados de valores en la época de Mao.
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Xi Jinping, el líder de China, ha chocado con la realidad económica. Su represión contra la empresa privada ha sido un lastre significativo para la economía. El sector más vulnerable es el inmobiliario, en particular la vivienda. China ha disfrutado de un auge inmobiliario prolongado durante las últimas dos décadas, pero ahora está llegando a su fin. Evergrande, la mayor empresa inmobiliaria del país, está sobreendeudada y en peligro de incumplimiento. Esto podría provocar un crash.
La causa subyacente es que la tasa de natalidad de China es mucho más baja de lo que indican las estadísticas. La cifra reportada oficialmente exagera la población en una cantidad significativa. Xi heredó estos datos demográficos, pero sus intentos de cambiarlos han empeorado las cosas.
Una de las razones por las que las familias de clase media no están dispuestas a tener más de un hijo es que quieren asegurarse de que sus hijos tengan un futuro brillante. Como resultado, ha crecido una gran industria de tutorías, dominada por empresas chinas respaldadas por inversionistas estadounidenses. Estas empresas de tutoría con fines de lucro fueron prohibidas recientemente en China y esto se convirtió en un elemento importante en la venta masiva de empresas chinas que cotizan en Nueva York y empresas fantasma.
La represión del gobierno chino es real. Inadvertido para los mercados financieros, el gobierno chino tomó discretamente una participación y un asiento en el directorio de tres miembros de ByteDance, dueña de TikTok, en abril. La medida le da a Beijing acceso de primera mano al funcionamiento interno de una empresa que tiene uno de los mayores tesoros de datos personales del mundo. El mercado es más consciente de que el gobierno chino está tomando participaciones influyentes en Alibaba y sus subsidiarias.
Xi no comprende cómo operan los mercados. Como consecuencia, se permitió que la liquidación fuera demasiado lejos. Comenzó a dañar los objetivos de China en el mundo. Reconociendo esto, las autoridades financieras chinas se han esforzado por tranquilizar a los inversionistas extranjeros y los mercados han respondido con un poderoso repunte. Pero eso es un engaño. Xi considera a todas las empresas chinas como instrumentos de un Estado de partido único. Los inversionistas que compran el rally se enfrentan a un rudo despertar. Eso incluye no solo a los inversionistas que son conscientes de lo que están haciendo, sino también a un número mucho mayor de personas que tienen exposición a través de los fondos de pensiones y otros ahorros para la jubilación.
Las administradoras de fondos de pensiones asignan sus activos de manera estrechamente alineada con los parámetros de referencia con los que se mide su desempeño. Casi todos afirman que tienen en cuenta los estándares ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) en sus decisiones de inversión.
El índice MSCI All Country World (ACWI) es el índice de referencia más seguido por los asignadores de activos de renta variable globales. Un estimado de US$ 5 billones (millones de millones) son administrados de forma pasiva, lo que significa que replican un índice. Un múltiplo de esta cantidad se gestiona de forma activa, pero también sigue de cerca el índice MSCI.
En el índice de líderes ACWI ESG de MSCI, Alibaba y Tencent son dos de los diez principales componentes. En el fondo cotizado en bolsa de mercados emergentes ESG Aware de BlackRock, las empresas chinas representan un tercio de las inversiones totales. Estos índices han forzado efectivamente a cientos de miles de millones de dólares pertenecientes a inversionistas estadounidenses a empresas chinas cuyo gobierno corporativo no cumple con el estándar requerido: el poder y la responsabilidad ahora lo ejerce un hombre que no rinde cuentas a ninguna autoridad internacional.
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El Congreso de Estados Unidos debería aprobar un proyecto de ley bipartidista que requiera explícitamente que los administradores de activos inviertan solo en empresas donde las estructuras de gobierno reales sean transparentes y estén alineadas con las partes interesadas. Obviamente, esta regla debería aplicarse a los indicadores de desempeño seleccionados por las pensiones y otras carteras de jubilación.
Si el Congreso promulgara estas medidas, le daría a la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, sigla en inglés) las herramientas que necesita para proteger a los inversionistas estadounidenses, incluidos aquellos que desconocen que poseen acciones chinas y empresas fantasma chinas. Eso también serviría a los intereses de Estados Unidos y de la comunidad internacional de democracias en general.
El presidente de la SEC, Gary Gensler, ha advertido repetidamente al público de los riesgos que asumen al invertir en China. Pero a los inversionistas extranjeros que optan por invertir en China les resulta muy difícil reconocer estos riesgos. Han visto a China enfrentarse a muchas dificultades y siempre han salido airosos. Pero la China de Xi no es la China que conocen. Está poniendo en marcha una versión actualizada del partido de Mao Zedong. Ningún inversionista tiene experiencia en esa China porque no había mercados de valores en la época de Mao. De ahí el rudo despertar que les espera.
*El autor es presidente y fundador de Soros Fund Management y Open Society Foundations.