Una narrativa talentosa
- T+
- T-
Como parte de nuestra alianza con APG, María José O’Shea, directora ejecutiva de Narrativa by Cadem, reflexiona sobre el valor que tiene la complementariedad entre hombres y mujeres en los diversos entornos laborales.
Soy de las personas que piensan que las sociedades avanzan cuando hombres y mujeres tenemos las mismas oportunidades y cuando de verdad nos miramos como iguales en dignidad y derechos. Pero hombres y mujeres no somos iguales. Y ni con toda la ciencia o deconstrucción va a ser así. En buena hora. De hecho, es la misma ciencia las que nos ha ido demostrando cuán distintos somos, cómo está configurado nuestro cerebro para pensar, actuar y tomar decisiones.
“La igualdad política de las mujeres, totalmente deseable y necesaria, no va a remediar la separación radical entre los sexos, que empieza y acaba en el cuerpo”, plantea la controvertida pensadora feminista Camille Paglia, ganándose una vez más el reproche de quienes tienen una mirada que ve en el hombre una permanente amenaza, cuando -la misma Paglia lo dice- son los hombres los que se sienten amenazados por el enorme poder de las mujeres y han reaccionado a ese fantasma.
Hay una enorme cantidad de literatura científica que nos muestra cómo opera el cerebro de las mujeres. Por ejemplo, la que sostiene el centro de investigación Endeavor Health, que plantea que las mujeres tienden a mostrar una conexión más fuerte entre ambos lados del cerebro, lo que puede significar que sobresalen en el análisis, la capacidad de sacar conclusiones y poseen un fuerte pensamiento intuitivo. En cambio, los cerebros de los hombres tienen una conexión más fuerte de adelante hacia atrás, que suele estar vinculada a habilidades motoras y percepción.
He tenido la suerte de trabajar toda mi vida rodeada e inspirada por tremendas profesionales. Un par de décadas en redacciones periodísticas donde viví en primera persona la capacidad asertiva, el olfato superdotado y la visión tridimensional de las cosas que tienen las mujeres periodistas. Pueden ver bajo las aguas más profundas, y al mismo tiempo, tomar hora al dentista para los hijos o fijarse en datos que pasan completamente desapercibidos, pero encierran tremendas historias.
Hoy soy directora ejecutiva de Narrativa by Cadem, una consultora de comunicaciones y estrategia, y veo el talento femenino en su mejor expresión. ¿Por qué? Porque el desafío de las organizaciones o marcas tiene mucho que ver con la conexión, y lograrla es cada día más difícil. Creemos que el camino está en generar una narrativa honesta, que haga que tu audiencia se detenga en ti, que establezca un vínculo emocional en el cual se va a situar esta relación marca/consumidor, o empresa/cliente. Y es en el desarrollo de esas narrativas donde los atributos femeninos, como la interpretación de emociones, el uso asertivo del lenguaje, y nuestra histórica capacidad multitarea, juegan un rol determinante.
Con todo, creo firmemente en que la mayor riqueza laboral se da en entornos mixtos. Un complemento de personas dotadas de distintos talentos, atributos y genes, que dan lo mejor de sí para crear narrativas talentosas.