Los límites éticos de la manipulación genética
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La manipulación del código genético ya dejó de ser un tema de ciencia ficción para convertirse en realidad en muchos países y encumbrarse a la vanguardia del conocimiento por su potencial en áreas como la búsqueda de tratamientos más efectivos contra el cáncer. Los avances logrados en edición genómica la han convertido en el centro de un activo debate en los campos científicos, políticos y éticos, como quedó de manifiesto en el panel dedicado ayer a este tema en el Congreso de Futuro.
De los planteamientos de los expertos se desprenden dos conclusiones centrales. Por un lado, que no obstante el crecimiento exponencial de esta disciplina, la complejidad del ADN de los seres humanos tiene muchos desafíos pendientes, por lo cual la eventualidad de “editar” la inteligencia o capacidad atlética todavía está muy lejana. Pero esa sola posibilidad hace necesario contar con guías éticas acordes a la rapidez de los avances. Un mandato que el científico Matthew Porteus resumió en cinco principios: minimizar el sufrimiento de las personas, reducir la desigualdad estructural, no tratar a los humanos como objetos, humildad para reconocer lo que falta por saber y, una pregunta clave: ¿cuál es el mundo te gustaría si no supieras en qué lugar de éste vas a nacer?
