El 2014 ha sido un año agitado para Chile, a medida que la coalición de centro izquierda Nueva Mayoría liderada por la presidenta Michelle Bachelet ha buscado cumplir sus promesas de campaña. Los impuestos a las empresas fueron elevados para pagar la reforma a la educación y el aumento del gasto social. Pero en medio de un estancamiento económico y una ola de atentados menores, la aprobación de Bachelet cayó a un mínimo de 38% en noviembre con la coalición opositora Alianza acusándola de apresurar las reformas y las divisiones surgiendo dentro de la Nueva Mayoría.
Bachelet termina 2014 magullada pero no doblegada, en condiciones de reivindicar considerables avances en sus promesas de campaña de 2013. El compromiso de abordar la desigualdad en Chile—la más alta en la OCDE— fue central en la campaña y así ella despachó al Congreso 46 medidas de un total de 50 prometidas en los primeros 100 días de su presidencia, desde las reformas a las pensiones hasta el desarrollo regional.
Sin embargo, los niveles de aprobación de la presidenta están incluso por debajo del 39% registrado en noviembre de 2007 durante su primer período (2006-10), y muy por debajo del 50% de julio de este año, según un sondeo del Centro de Estudios Públicos.
Más aún, el estancamiento de la economía —calificado por un periódico internacional como el mejor ejemplo de la "nueva mediocridad"— ha dado sustento a quienes argumentan que las propuestas de Bachelet fueron demasiadas y demasiado rápidas, y que la reforma tributaria está alejando a las inversiones. La reforma aprobada en septiembre busca recaudar unos US$ 8.200 millones adicionales al año, equivalentes a tres puntos porcentuales del PIB, para fines de su período. Esto se lograría principalmente a través de un incremento gradual en el impuesto a las empresas desde 20% a 25%–27%, y la eliminación del FUT (que permitía a las empresas retener los impuestos para futuras inversiones), al igual que el combate a la evasión.
¿Muy lejos, muy rápido?
Los grupos de oposición de derecha, particularmente la UDI, han criticado una nueva atmósfera de "tensión" en la política chilena, al tiempo que ellos mismos se han visto involucrados en escándalos de financiamiento de campañas. La candidata derrotada en la contienda de 2013, Evelyn Matthei levantó la voz en noviembre para denunciar el apuro de Bachelet en aprobar las reformas sin una consulta. El ex presidente, Sebastián Piñera, también rompió su silencio a fines de diciembre, criticando "el extremadamente dañino clima de confrontación" generado por las reformas. Piñera acusó al gobierno de confundir "la voz de la calle" con "la voz de los ciudadanos".
Pero, no sólo manifestantes pro reformas se tomaron las calles en 2014. Opositores a la reforma de educación, uno de los principales pilares de la plataforma de Bachelet, también se reunieron en las calles en el segundo semestre para protestar contra los planes para cerrar colegios privados, que los críticos dicen golpean a las familias de clase media de manera injusta. El tema también ha dividido a la propia coalición gobernante, con la Democracia Cristiana rompiendo filas en diciembre para votar contra la propuesta del gobierno de criminalizar el "lucro" en los colegios privados con financiamiento estatal y provocando así la ira de los socialistas y comunistas dentro de la coalición.
Ley anti terrorista
Los temas de seguridad también pasaron a un primer plano en 2014, luego de que una ola de atentados a pequeña escala en Santiago, entre julio y septiembre provocara la primera muerte de un inocente a manos del terrorismo desde los '90. En un poco común momento de unidad, el gobierno y la oposición se aliaron para reformar la ley anti terrorista de Chile, dando más poderes a los fiscales y a la policía. Sin embargo, la percepción de debilidad del gobierno en responder a los ataques —cuyos autores se presume en general que serían pequeñas células anarquistas— dañaron la popularidad de Bachelet. Ella previamente había prometido restar poder a la ley anti terrorista, que se remonta al régimen militar de Augusto Pinochet (1973-90). La ley fue usada en el pasado para arrestar a activistas de la etnia mapuche, cuyos conflictos sociales con hacendados en el sur del país resultaron en violentos choques en octubre.
También se tomaron medidas para reformar el sistema electoral de Chile de los '90, que según sus críticos aumenta artificialmente el apoyo a la derecha y bloquea a los partidos más pequeños. A medida que la reforma avanza en el congreso, todavía no está claro si el sistema binominal será modificado. Propuestas para abordar la legislación laboral, pensiones y temas sociales específicos como el aborto, probablemente van a generar considerable controversia en 2015.
Caen exportaciones, sube déficit fiscal
Las noticias económicas han sido dominadas por el deterioro de la actividad, que se profundizó a medida que avanzaba el año. El banco central recortó su proyección de crecimiento del PIB en 2014 por quinta vez en diciembre a 1,7%, citando la caída en la confianza de los consumidores y débil actividad en el tercer trimestre. La inflación anual, en tanto, fue de 5,5% en noviembre, muy por sobre el rango meta de entre 2% y 4% por noveno mes consecutivo, y la tasa más alta en casi seis años.
Los menores precios y demanda en Asia por cobre, la principal exportación chilena, han sido los principales responsables por los menores ingresos fiscales, que se espera hayan incrementado el déficit fiscal para la totalidad del año (aunque un estímulo adicional anunciado en septiembre también contribuyó). Al mismo tiempo, una débil demanda por importaciones llevó a una continua caída del déficit de cuenta corriente, de 1,9% del PIB en junio-septiembre, desde 3,4% en todo 2013.
A medida que el año se acerca a su fin surgen señales de que la economía se encamina a un sustancial repunte en 2015. El ministro de Hacienda anticipa un crecimiento de 3,6%, impulsado por un modesto incremento en los precios de los metales. También habrá un impulso del gasto presupuestado del gobierno, que se espera aumente 9,8% en 2015, la mayor expansión del gasto fiscal desde 2009.
Más aún, diversos actores externos han defendido el desempeño económico de Chile y las políticas del gobierno. La directora del FMI, Christine Lagarde, en Santiago en diciembre, negó que el desempeño de Chile sea "mediocre", destacando las inversiones en capital humano y los esfuerzos para diversificar la economía. La pregunta al terminar el año es si el gobierno podrá convencer a sus detractores de que el "modelo" chileno puede soportar los ajustes cíclicos de corto plazo.