El ex banquero y multimillonario abogado Malcolm Turnbull fue investido ayer como primer ministro de Australia tras derrotar sorpresivamente al conservador Tony Abbott en una votación del Partido Liberal celebrada el lunes. Turnbull, de 60 años, es el cuarto primer ministro en menos de dos años en un país acostumbrado a las tormentas políticas. Está previsto que el nuevo premier determine su equipo de gobierno en los próximos días, pero es probable que elija como ministro de Hacienda a Scott Morrison, anterior ministro de Servicios Sociales, y a Julie Bishop como viceprimer ministra y ministra de Relaciones Exteriores.
Turnbull afirmó que el reto de su gobierno será convencer a los australianos de la importancia de una reforma económica. El premier busca formar un gabinete de gobierno consultivo, donde sea el primero entre iguales. Desde esta posición, destaca que una de sus prioridades será unir a su partido, que se dividió 54-44 en la votación de liderazgo entre el nuevo primer ministro y Abbott, respectivamente. El apoyo de Turnbull a la legalización del matrimonio homosexual, a adoptar medidas contra el cambio climático y por la instauración de una república le han puesto en desacuerdo con muchos de sus colegas parlamentarios, así como con gran parte de los miembros de la base del Partido Liberal.
También tendrá que aplacar a sus socios en la coalición gobernante, el Partido Nacional. Pese a las diferencias, los Nacionales no tendrán mucha opción además de aceptar a Turnbull como primer ministro. El nuevo líder tendrá también que buscar el apoyo de los senadores de la bancada de enfrente para lograr la aprobación de leyes en el Senado en el supuesto de que no gane el apoyo ni de los Verdes ni del principal grupo de la oposición, el Partido Laboralista. Es probable que el estilo de liderazgo menos confrontacional de Turnbull conduzca a mejores resultados en el intento de ganarse a estos senadores.
Un rival más duro para los laboralistas
Con conocimientos en el mundo de los negocios y en materia legal, Turnbull cuenta con una fuerte narrativa personal que vender al electorado y tiene el atractivo para llegar más allá de su base de votantes en el Partido Liberal. Los laboralistas se preocuparán por el resultado de la elección de líder liberal. Comenzaron a hacer campaña contra Turnbull incluso antes de que el voto estuviera decidido, tratando de vincularle con las impopulares políticas del gobierno de Abbott. Es probable que Turnbull sea un formidable oponente para Bill Shorten, líder de la oposición, y sus posiciones políticas más centristas harán que sea más difícil para los laboralistas diferenciarse políticamente.
Sin embargo, existen riesgos para su liderazgo dentro de la coalición. El nuevo premier fue líder de la oposición y, durante ese período, fue criticado por su estilo de liderazgo autócrata y por falta de criterio político. Su tendencia a divagar cuando habla podría llevarle a adoptar políticas improvisadas, socavando su compromiso de operar un gabinete de gobierno consultivo.
Período de calma
Para aplacar a varias facciones dentro del Partido Liberal que apoyaron a Abbott, es poco probable que Turnbull adopte grandes cambios políticos a corto plazo. Afirmó que no modificará políticas en cuestiones decisivas como la protección de fronteras, cambio climático o matrimonio igualitario. Estos cambios no serían populares dentro de la coalición y cualquier ajuste que realice el gobierno será de forma gradual, sea cual sea la opinión personal de Turnbull.
Algunas reformas económicas serán más fáciles de introducir. La reducción de los beneficios tributarios para el ahorro de jubilación de las personas con altos ingresos ayudaría al equilibrio fiscal y sería popular entre el electorado. Endurecer las condiciones de elegibilidad para las pensiones es también algo posible. La seguridad nacional seguirá siendo un elemento importante en la política de la coalición, pero la gestión económica y las reformas futuras tendrán un papel más relevante con Turnbull del que tuvieron con Abbott, y es probable que sea la pieza central de su campaña para elecciones en 2016.
Con la llegada de Turnbull se pueden esperar algunas mejoras en el entorno empresarial en el mediano plazo, ya que favorece una economía más abierta y una mayor inversión en infraestructura educativa y de tecnologías de la información.
La prueba de Canning
La elección en la circunscripción de Canning, en Australia Occidental, que se celebrará el 19 de septiembre será un desafío temprano para el liderazgo de Turnbull. El Partido Liberal está defendiendo el margen de 11,8% que obtuvo en 2013, pero la impopularidad del gobierno de Abbott había puesto el resultado de la elección en duda.
Aunque el gobierno suele perder parte de sus votos en las elecciones parciales, Economist Intelligence Unit espera que el cambio de liderazgo reduzca la magnitud de la oscilación.