FT: Qué esperar cuando Rusia advierte sobre un incumplimiento histórico de la deuda
Las sanciones occidentales sin precedentes destinadas a aislar a Rusia del sistema financiero mundial han complicado el proceso de hacer frente al pago de la deuda.
- T+
- T-
Rusia tendrá que hacer frente al pago de dos emisiones de bonos en dólares este miércoles, pero no está claro si los inversionistas occidentales recibirán su dinero, lo que podría suponer un impago de la deuda pública excepcionalmente complicado.
El primer impago de Rusia desde 1998, y su primer impago de la deuda en moneda extranjera desde la Revolución Rusa, darían lugar a un hecho completamente extraordinario.
Antes de invadir Ucrania, Rusia se consideraba uno de los países más solventes del mundo, con sus bajos niveles de deuda y sus enormes exportaciones de petróleo y gas. Pero las sanciones occidentales sin precedentes destinadas a aislar a Rusia del sistema financiero mundial han hecho que los mercados del país caigan en picada y han complicado el proceso de hacer frente al pago de la deuda.
¿Pagará Moscú?
Rusia debe entregar a los inversionistas US$ 117 millones en concepto de pago de intereses de dos de sus bonos. Dispone de un periodo de gracia de 30 días para pagar. Si no lo hace, incurriría en impago.
Aunque el Ministerio de Finanzas anunció el lunes que había ordenado que los pagos se hicieran como de costumbre, reconoció que su capacidad para hacerlo podría verse frenada por las sanciones occidentales contra el banco central ruso. El ministro de Finanzas, Anton Siluanov, afirma que esas sanciones -introducidas a principios de este mes- están llevando al país a un "impago artificial".
Los mercados ya están dando por hecho que habrá un impago. Los bonos extranjeros de Rusia cotizan a un 20% de su valor nominal, un nivel que desvela la escasa confianza en el pago. Las agencias de calificación crediticia, que hasta finales de febrero otorgaban a Rusia el grado de inversión, la han rebajado a la calificación más baja de "basura", y Fitch Ratings cree que el impago es "inminente".
Si Rusia paga en rublos, ¿sigue siendo un impago?
Siluanov ha manifestado que es "totalmente justo" que Rusia pague su deuda pública en rublos hasta que se levanten las sanciones que, según él, han congelado casi la mitad de los US$ 643.000 millones de reservas de divisas del país.
Sin embargo, el pago en moneda rusa seguiría considerándose un impago a los ojos de la mayoría de los inversores occidentales, y no sólo por su reciente caída de valor. Aunque seis de los 15 bonos rusos denominados en dólares o en euros contienen una cláusula de "retirada" que permite el reembolso en rublos, los dos bonos con cupones que vencen el miércoles no se encuentran entre ellos.
En cualquier caso, los inversionistas de Europa y Estados Unidos afirman que las sanciones -tanto de sus propios gobiernos como de Moscú- harían imposible en la práctica la apertura de las cuentas bancarias rusas necesarias para recibir los pagos en rublos. Los abogados creen que, incluso con la cláusula de pago alternativo, es probable que se produzca un default y que los litigios sean casi inevitables.
¿Cuánta deuda está en juego y quién la tiene?
Los pagos del miércoles afectan directamente a los US$ 38.500 millones de bonos en moneda extranjera de Rusia, de los cuales unos US$ 20.000 millones son propiedad de inversionistas extranjeros. Y justamente, los inversionistas foráneos también poseen aproximadamente el 20% de la deuda en moneda local, que antes de que la guerra provocara el desplome del rublo e hiciera que los bonos fueran prácticamente inviables, ascendía a unos US$ 200.000 millones.
El gobierno ruso ya ha anunciado que un reciente pago de cupones de esta deuda local no llegaría a los tenedores extranjeros por la prohibición del banco central de enviar divisas al extranjero. Esto ya está afectando a las gestoras de activos occidentales. Más de dos decenas han tenido que congelar los fondos que tenían una exposición importante a Rusia, mientras que otras han reducido drásticamente el valor de sus participaciones rusas.
¿Qué ocurrirá después?
Normalmente, a un impago le sigue un periodo de negociación entre un gobierno y sus tenedores de bonos para llegar a un acuerdo sobre la reestructuración de la deuda. Esto suele hacerse canjeando los antiguos bonos por otros nuevos, ya sea simplemente con un valor menor, con pagos de intereses más bajos o con calendarios de reembolso más largos, o una combinación de las tres cosas.
Los inversores suelen ser reacios a acudir a los tribunales y conseguir que se declare un default formal, ya que eso podría hacer que todo el bono venciera y provocar el impago de otros bonos en los que no se han incumplido los pagos.
Pero una reestructuración "normal" parece poco probable en el caso de Rusia. Las sanciones están diseñadas para aislar al país de los mercados mundiales de deuda y la participación de los inversionistas occidentales en cualquier nueva venta de deuda está prohibida. En su lugar, éstos seguramente tendrán que esperar a que sus bonos rusos se cancelen y a que haya una desescalada de las tensiones en Ucrania, lo que podría llevar a una relajación de las sanciones. De hecho, es posible que algunos quieran exigir el reembolso inmediato y conseguir que la justicia de EEUU y Reino Unido les permita embargar activos rusos en el extranjero, para aumentar la presión sobre Moscú.
¿Podría un 'default' provocar una crisis financiera?
Las secuelas del último impago de Rusia, en 1998, son muy evidentes. La sorprendente decisión de Moscú de devaluar el rublo e incurrir en el impago de su deuda local se produjo a raíz de la crisis financiera de Asia y provocó una gran conmoción en los mercados financieros, lo que llevó que el hedge fund Long Term Capital Management estuviera al borde de la quiebra y a su rescate por parte de un consorcio de bancos.
Incluso entonces, Rusia mantuvo los pagos de sus bonos en dólares. El último impago externo se produjo en 1918, cuando tras la revolución rusa el régimen bolchevique repudió la deuda de la época zarista .
Los analistas confían en que se pueda evitar que se repita lo que ocurrió en 1998. Nikolaos Panigirtzoglou, de JPMorgan, señala que los inversionistas y bancos extranjeros ya han recortado su exposición a Rusia desde la anexión de Crimea en 2014, a diferencia de lo que ocurría a mediados de la década de 1990, cuando los fondos apalancados se dedicaron a acumular activos rusos. Hasta ahora, la invasión de Ucrania solo ha provocado un modesto contagio en otros mercados emergentes, ya que las consecuencias de la crisis son mucho más significativas y se traducen en un aumento de los precios de las materias primas.
El periodo de gracia de 30 días significa que este "probablemente no sea todavía el momento en el que veamos dónde pueden acumularse todas las tensiones del sistema financiero. Pero no hay duda de que estamos ante una situación trascendental que habrá que seguir de cerca", opina Jim Reid, analista de Deutsche Bank.