Economía

Recuerdos de los años de crisis desde Wall Street y lecciones para la nueva incertidumbre

Una generación de jóvenes economistas latinoamericanos vivió el descalabro de la región desde el centro financiero de EEUU.

Por: Renato García J. | Publicado: Lunes 13 de junio de 2016 a las 04:00 hrs.
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Corría la segunda mitad de los años ’90. Una ola de crisis se extendía por las economías emergentes, sacudiendo especialmente a Latinoamérica. Pero a medida que la atención de los mercados se volcaba a la región, se multiplicaban también las oportunidades de negocio para una generación de jóvenes economistas latinoamericanos en Wall Street que lideró los acuerdos de financiamiento y que fue protagonista de las transformaciones que vivió el continente.

Uno de ellos fue José María Barrionuevo, un mexicano doctorado de la Universidad de Chicago. “Fue un período muy emocionante, marcado por el hecho de que siempre había una crisis en alguna parte. No existía la abundancia de información que está disponible hoy. Eran nuestros equipos los que debían obtenerla”, recuerda hoy el economista radicado en Nueva York. “Viajábamos a los países, nos reuníamos con los gobiernos, los bancos centrales y los inversionistas, actuábamos como un enlace y recomendábamos las soluciones. Jugamos un papel único que hoy ya no sería posible”.

Del bono Brady a Argentina

Después de unos años en Asia, trabajando como economista jefe del Fondo Monetario Internacional para Corea del Sur, Barrionuevo llegó a Chase Manhattan Bank en septiembre de 1994 y cuatro años más tarde pasó a Lehman Brothers.

Ya en esa época -rememora hoy-, se podían percibir los rastros de una cultura corporativa que estalló una década después, provocando una de las peores recesiones en la historia de EEUU. “El negocio de intermediación obligaba a los bancos a generar grandes volúmenes y para eso tenían que mantener a todos los clientes felices. Esto hacía que hubiera un sesgo a decir sólo cosas positivas, lo que contribuyó después a que, cuando surgieron las señales de la crisis en EEUU, se demoraran en verlas o en entender cuánto duraría y qué tan profunda sería”. Barrionuevo destaca que esto muchas veces le costó fuertes presiones, aunque sus equipos siempre supieron mantener la independencia de sus análisis, afirma.

En febrero de 2002, desembarcó en Barclays, desde donde le tocó encabezar el histórico retiro de los bonos Brady, el plan de rescate lanzado a fines de los ’80 por el secretario del Tesoro de EEUU, Nicholas Brady. Desde esa misma posición vivió la crisis en Brasil provocada por el triunfo de Luiz Inácio Lula de Silva, un líder sindical de izquierda que al comienzo inspiraba pánico a los mercados, y que tras dos exitosos gobiernos, hoy está de regreso en el centro de la polémica por los escándalos de corrupción en ese país. “Eso generó un shock, pero también representó oportunidades porque el tesorero de Lula fue Joaquim Levy, a quien yo conocía de la Universidad de Chicago y que tuvo mucho éxito en mantener una continuidad con lo que se había hecho desde el gobierno de Fernando Henrique Cardoso”.

Tal como entonces, Barrinuevo también ve hoy nuevas oportunidades. “El pesimismo en torno a Brasil es un poco exagerado. Sin duda se requieren reformas profundas, pero ya hemos tocado fondo y han comenzado a surgir oportunidades. La economía de Brasil es tan grande que su recuperación depende de ellos mismos”.

Pero su mayor protagonismo llegaría en 2005, cuando junto a su equipo diseñó el plan de reestructuración para la deuda argentina, que luego se convirtió en el modelo a seguir por el FMI. “Argentina había perdido todo respaldo financiero y una quita de 40% no servía. Nuestro modelo nos indicaba que debía de ser de 67%. Obviamente a ningún inversionista le gusta aceptar una pérdida tan grande, pero era lo que se necesitaba para que el país pudiera volver a crecer y en base a ese crecimiento volver a pagar. Por eso introdujimos en el canje un componente de unidades de crecimiento. Mientras mayores eran los ingresos del gobierno más debía pagar, y al final la quita fue de sólo 45%”.

Lehman y el repunte de EEUU

Barrionuevo pasó a BBVA a fines de 2006, entidad que abandonó al año siguiente para incursionar en el mundo de las firmas privadas de inversión. Fue desde esta posición que vivió el colapso de Lehman, un episodio que según el economista, no había manera de evitar. “A partir de ese verano de 2008 decidieron duplicar sus posiciones, lo que los terminó matando. Tuvieron un nivel de apalancamiento enorme y no había nada en su balance contra qué pedir prestado porque estaba totalmente destruido. No había manera de no dejarlo caer”.

Hoy, convertido en fundador y director ejecutivo de Sailbridge Capital, recuerda los profundos cambios que ha experimentado el negocio financiero en Latinoamérica y la relación con Wall Street. “El negocio ha cambiado mucho porque la rentabilidad que en esos años tenía la banca de inversión ya no es la misma. Los equipos de los bancos ahora son mucho más pequeños o ya no existen. El negocio fue pasando directamente a los fondos de inversión, que han crecido mucho y se han especializado, desarrollando sus propios departamentos de análisis”.

Su experiencia de esos años le ha servido además para poner en perspectiva la situación que atraviesa la economía global hoy. “Lo que vivimos en esos años fue muy interesante porque nos ayudó a prepararnos para lo que está pasando ahora en todo el mundo. La misma crisis en EEUU fue una crisis bancaria financiera que el inversionista local promedio no pudo anticipar porque era algo a lo que había estado totalmente ajeno. Los estadounidenses aún hoy mantienen el foco en el flujo de caja, cuando durante una crisis debe estar en el balance”.

Actualmente, Barrionuevo ve nuevas oportunidades de expansión. EEUU está llegando al final de una fase de desapalancamiento que partió hace siete años y el inicio de un nuevo ciclo de expansión crediticia volverá a fortalecer la inversión privada. “Actualmente se está reestructurando el último 5% de lo que se denominan los legacy assets. La clave es estar preparados para el comienzo de ese nuevo ciclo. No va a ser este año por las elecciones, pero será pronto”, anticipa.

 

SU APUESTA POR SAILBRIDGE CAPITAL

 

En julio de 2015 Barrionuevo fundó la firma de inversiones Sailbridge Capital junto a Juan Manuel Trujillo, un abogado de origen mexicano experto en estructuración legal financiera, con más de 20 años de experiencia en Wall Street.

"Eso es algo único que muy poca gente maneja y en el tipo de operaciones que hacemos en mercados internacionales es clave porque permite integrar la estrategia financiera y la legal".

La firma está basada en Nueva York, pero tiene operaciones también en Ciudad de México y Houston, donde se encuentra su negocio de banca privada, que se encarga de inversiones para clientes privados con portafolios a la medida. Está enfocada en individuos con posiciones financieras altas y tiene un fuerte enfoque en los mercados de EEUU.

Para ello Barrionuevo reunió a parte de los equipos con los que trabajó en Chase, Lehman y Barclays, además de expertos de Merrill Lynch, JPMorgan y UBS que habían operado con éxito durante años en el mercado más líquido del mundo.

"Esa es la parte más líquida del esfuerzo de la firma y donde hay mucho potencial de clientes privados, no sólo en Texas y EEUU, sino también en México y en Chile, que han tenido un largo período de estabilidad que ha permitido crear posiciones de ahorro y riqueza importante".

Actualmente están incorporando un fondo alternativo de inversión de capital privado con una direccionalidad macro que busca realizar la salida de las inversiones en cinco años o menos. Esto es menos de la mitad que los fondos de capital privado tradicionales.

El fondo invertirá en empresas medianas de dos tipos, las que sufren stress por un evento externo, como la subida del dólar o la caída del cobre; y las empresas de alto crecimiento.

"Muchos fondos operan un poco en el vacío. Por ejemplo, se especializan en el área de energía, y el resto de lo que pase en el mundo queda afuera. Hoy, con las presiones en materias primas, están con pérdidas importantes y no hay nada que puedan hacer más que esperar que los precios se recuperen. Nosotros en cambio nos posicionamos direccionalmente".

Sailbridge cuenta además con un fondo de inversiones activista, pero que Barrionuevo caracteriza como un activismo constructivo.

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