Premio Ensayo Financial Times 2015 desmitifica reclamos bolivianos
Empresas chilenas e inglesas habían hecho grandes inversiones en Bolivia y no querían un conflicto, afirma el estudio.
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El premio al mejor ensayo que cada año entrega Financial Times en conjunto con la editorial Bodley Head fue, esta vez, para Laurence Blair por su artículo titulado “150 años de Soledad: Sueños del Mar de Bolivia”.
El periodista británico, que trabaja como colaborador para la revista The Economist, realizó una exhaustiva investigación sobre el conflicto y los sentimientos que todavía genera en Bolivia y Chile.
Como parte de su estudio, entrevistó a numerosas fuentes, se sumergió en archivos históricos y conversó con pobladores y autoridades. Pero también se internó en el corazón de la Amazonía donde convergen los límites de Bolivia, Brasil y Paraguay. Ahí, a 2 mil kilómetros de la costa, se encuentra Puerto Busch, la base de una Marina que no tiene mar.
A corta distancia, trabajadores levanta nuevas edificaciones. Se trata de una iniciativa del presidente Evo Morales para construir un puerto internacional desde donde exportar el hierro extraído de El Mutún, uno de los mayores depósitos del mundo. Financiado con un por US$ 7 mil millones de China, el plan es sacar la producción a través del Atlántico, descendiendo por el río Paraguay.
El periodista califica el proyecto como extraordinario y a contra corriente. El área occidental de Bolivia, donde reside gran parte de la población y se encuentran los recursos, ésta ubicado a poco más de ocho horas del Pacífico, saliendo por puertos en Chile y Perú. Puerto Busch, en cambio, exigirá a las naves una semana para recorrer el río Paraguay. Pero el proyecto va más allá de razones económicas, admite Blair.
Armas inglesas
El periodista simpatiza con los reclamos de Dante Vera, administrador del Museo del Mar, quien le explica que de todos los territorios perdidos por Bolivia, Atacama es el que más lamentan, aunque cuestiona la interpretación de los bolivianos. “La región no hubiera pasado a manos de Chile si no hubiera sido por la ayuda de Inglaterra”, dice Vera.
Para el ensayista, la evidencia para sostener estos argumentos es débil. Chile y Perú, aliado de Bolivia, lucharon sobre acorazados ingleses, con minas y municiones británicas. Pero muchos comerciantes chilenos e ingleses habían realizado fuertes inversiones en proyectos en Bolivia y, por ende, no les interesaban los efectos bélicos. Una vez que el conflicto estalló, además, Londres declaró un embargo a ambos lados.
Blair estima que la responsabilidad recae al menos en la misma medida en autoridades bolivianas, principalmente en Hilarión Daza, un soldado que llegó al poder en 1876 luego de cambiarse al bando ganador tras docenas de golpes de estado que agitaron al país en las siguientes décadas. “Tres años después de asumir, subió los impuestos a las operaciones mineras en Antofagasta, rompiendo un acuerdo previo que había zanjado las disputas fronterizas con Chile”.