Ganador premio Ensayo FT 2015: “Es muy difícil dar marcha atrás al reloj sin dañar los cimientos del derecho internacional”
Aunque ve una “injusticia histórica” para Bolivia, Blair dice que no se debe forzar a Chile a devolver acceso soberano al mar.
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En el marco de la celebración, el pasado 23 de marzo, del Día Nacional de Mar de Bolivia y en medio de una posible nueva demanda por parte del presidente Evo Morales a Chile, pero ahora por las aguas de los manantiales de Silala, DF conversó con el autor de "150 Years of Solitude: Bolivia's Dreams of the Sea", Laurence Blair, para conocer la visión de un ciudadano británico sobre la guerra.
- ¿Cómo nació su interés por escribir sobre este tema?
- Había escuchado del conflicto marítimo antes de llegar a la región en 2014 para trabajar como periodista. Visitando el Museo del Mar en La Paz quedé intrigado al ver como una guerra de hace tantos años todavía es un evento emocional para los bolivianos. Luego, trabajando en Chile, tuve la oportunidad de conocer ese punto de vista.
Muchos periodistas extranjeros han escrito sobre la Armada de Bolivia en un tono poco serio o incluso en broma. Otros se han enfocado en el aspecto legal de la disputa internacional. Pero quería escribir algo justo y balanceado para ambas partes, que se adentrara en la historia y la utilizara para explicar la disputa contemporánea. Algo que pudiese atraer a los lectores a ese tan olvidado episodio de la historia mundial.
El supuesto papel de Gran Bretaña en el conflicto también me interesó. Aunque hay suficiente evidencia que compañías extranjeras estaban involucradas en la minería y el transporte en Atacama – la réplica del "Big Ben" en Antofagasta salta a la mente– no pude encontrar evidencia que sugiera que extranjeros iniciaron o quisieron la guerra. Gran Bretaña había invertido en proyectos en la región boliviana y detuvo el envío de armas a ambas partes después de que la guerra comenzó.
- ¿Cuál fue el significado histórico de La Guerra del Pacífico?
- Pienso que el significado inmediato de la Guerra del Pacífico estuvo limitado a Perú, Bolivia y Chile. Sin duda, el desierto de Atacama trajo grandes riquezas para Chile y la pérdida del acceso directo al mar perjudicó a Bolivia. Pero no hay garantía de que Bolivia pudo haberse convertido en una superpotencia con ambas cosas. Chile ha manejado, en general, muy bien sus recursos. Y creo que muchos de los problemas que han seguido a Bolivia después de su independencia – caudillismo, terrenos muy difíciles, decenas de pueblos diferentes– han sido más significativos para su subdesarrollo.
Incluso más allá, creo que la guerra es interesante porque estuvo adelantada en el tiempo. El uso de la tecnología bélica, minas, la propaganda, mujeres tomando parte en la lucha, guerra de guerrillas, estas fueron características de los conflictos en el siglo XX. Los argumentos, sobre la legitimidad de las fronteras, también tienen resonancia profunda en el actual Medio Oriente y África.
- ¿Cómo evalúa el papel de Bolivia en el conflicto?
- Bolivia tuvo derecho de ir a la guerra. Pero creo, sin embargo, que los bolivianos estuvieron mal guiados por Hilarión Daza. Un líder más efectivo (y menos corrupto) pudo haber prevenido el conflicto (por ejemplo, al no elevar los impuestos a los nitratos) o pudo haber conducido la campaña de manera más satisfactoria, para lograr una solución negociada.
Una parte de mí es comprensiva hacia la demanda marítima de Bolivia. Su pérdida de Atacama es, creo, una injusticia histórica, un castigo para todo un país por los errores de Daza. Pero esto no significa que Chile debería ser forzado a devolver el acceso soberano al mar. Es muy difícil dar marcha atrás al reloj sin dañar los cimientos del derecho internacional. Con quienes hablé en Atacama me dijeron que se sentían firmemente chilenos y creo que la autodeterminación es de vital importancia.
- ¿Cómo se ve desde Inglaterra la posición de los presidentes de ambos países?
- Sólo puedo hablar por mí y no por todos los británicos. Pero creo que el presidente Morales ha actuado bien al llevar el caso a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el organismo correcto para resolver este tipo de disputas de manera pacífica, sin embargo, algunos de sus más recientes comentarios sobre el caso han sido perjudiciales para su propia causa.
Pero creo que ambos, Morales y Bachelet, están limitados en lo que hacen y dicen por su situación interna. Ambos intentan corregir, a través de ambiciosos programas de reforma social y derecho, algunas de las injusticias del pasado. En este contexto, es muy difícil para ambos, hacer concesiones sobre el conflicto marítimo.
Chile y Bolivia serán vecinos por siempre y creo que tienen más en común que lo que los divide, así que es importante que ambas partes se mantengan respetuosas.
- ¿Debe Chile salir de la CIJ como anunció recientemente Colombia que hará?
- No. Creo que es importante destacar que Colombia, aunque no comparecerá ante la CIJ, aún estará ligada a una resolución. El artículo 94.1 de la Carta de la ONU obliga a los Estados miembros del organismo a cumplir los fallos de la CIJ.
En al menos 200 casos que se han llevado a la Corte, sólo un puñado de países se ha retirado cuando iban a "perder". Así que creo que darle la espalda a la CIJ es dañino y contraproducente. La opción más fuerte en este caso es dejar que el tribunal haga su trabajo. Apartarse puede sentirse bien pero no logra nada y sugiere una posición de debilidad más que de fortaleza.
- ¿Qué puede pasar ahora?
- Desafortunadamente para Bolivia y afortunadamente para Chile, el alcance de la CIJ en este caso es mucho más limitado que el fallo de 2012. La Corte ya ha dicho que no va a decidir sobre si Chile debe devolver o no territorio a Bolivia sino sobre si se ha creado una obligación de negociar. Así que, en el peor de los casos para Chile, la Corte dirá que tiene que hablar con Bolivia de buena fe. Esto no será desastroso ya que Chile tendría la libertad para alejarse de esas negociaciones.
- ¿Es posible una negociación que incluya soberanía?
- Hablando como periodista, no estoy seguro de poder hacer alguna conclusión. Tengo simpatía por ambas partes pero está en ellas la resolución del asunto. Hablando personalmente, espero que Chile y Bolivia puedan resolver la disputa de manera amistosa. Son países distintos y tienen un rango de diferentes culturas y pueblos dentro de ellos.
Pero Bolivia y Chile también han compartido historia, desde las civilizaciones precolombinas como Tiwanaku, pasando por el periodo colonial y la lucha por la independencia, hasta la más reciente experiencia de dictadura militar en el siglo XX. A largo plazo, se beneficiarán mucho más a través de la cooperación que a través del conflicto.
- ¿Cuánto tiempo le tomó escribir el ensayo?
- Desde que tuve la idea hasta verla publicada tomó al menos 18 meses. Hay mucha información allá afuera – en museos, arte, libros y online – pero el desafío fue establecer cuál era evidencia confiable y respaldada. William F. Sater ha escrito relatos muy completos y accesibles sobre el curso de la guerra. Añadiendo las entrevistas, espero haber logrado una perspectiva nueva y balanceada.