El fracaso en La Haya pone a Evo Morales en un laberinto político para mantenerse en el poder
Mientras una victoria incluso tibia podría haber reencantado a los bolivianos decepcionados de su gestión, la derrota complica aún más su reelección en 2019.
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Con una declaración de menos de cuatro minutos, el presidente de Bolivia, Evo Morales, puso fin ayer a cinco años de esfuerzos ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya para obligar a Chile a negociar un acceso soberano al mar.
En la breve conferencia, a la salida del tribunal de Naciones Unidas, el mandatario hizo hincapié en que la reivindicación marítima de su país no cesará. “Si bien no hay obligación de negociar, sí hay una invocación (de la corte) a continuar con el diálogo (...) Bolivia nunca va a renunciar”, sentenció.
Su declaración llegó tras cerca de una hora de silencio de la delegación boliviana, y en momentos en que la desazón y las críticas se multiplicaban en su país. El mandatario, quien gobierna desde 2006 y promete postular a un cuarto mandato consecutivo el próximo año, había apostado gran parte de su capital político, que escasea.
La última encuesta de Ipsos, publicada en agosto, mostró que apenas 29% de los bolivianos lo reelegiría. En 2016, 51,3% rechazó una enmienda constitucional que le permitiría volver a buscar el poder; pero el año pasado, el Tribunal Constitucional visó su repostulación.
El fracaso en La Haya podría complicar aún más esas aspiraciones. Consciente de ello, Morales se retiró de la corte sin contestar preguntas de periodistas, y se encaminó al avión que lo llevaría a La Paz con las manos vacías.
Evo agotado
La apuesta de Morales por La Haya era evidente: el mandatario de 58 años, el primer indígena en ostentar su cargo, decidió estar presente tanto al inicio de los alegatos orales en mayo -algo que ningún otro presidente en ejercicio había hecho- como en la lectura del fallo. La desazón crecía en su rostro ayer, a medida que la corte desestimaba, uno a uno, los argumentos de su equipo jurídico.
El fracaso se suma a los escándalos de corrupción y las maniobras para eliminar los límites de su mandato, que han erosionado su apoyo: de acuerdo con la propia Ipsos, la aprobación de su gobierno cayó seis puntos hasta 43% en agosto.
El desencanto data de 2011, cuando un grupo de defensores de derechos indígenas se volvió contra su gobierno, acusando que la lealtad al mandatario se había vuelto más importante que la causa misma.
A ello se sumaron los escándalos administrativos. En 2015, una auditoría detectó un déficit de US$ 10 millones en un fondo estatal para proyectos indígenas, principalmente por iniciativas aprobadas que nunca se concretaron. Y el mes pasado, Morales inauguró un museo de tres alas dedicado a sus logros políticos, con un costo de US$ 7 millones.
En La Haya, donde incluso una victoria tibia prometía reimpulsar su popularidad, el fracaso fue un golpe al corazón de su estrategia por la repostulación.
Ayer en La Paz, las voces opositoras se alzaban. El excandidato presidencial y diputado Samuel Doria Medina escribió en Twitter que: “necesitamos una explicación de por qué llegamos a este resultado”.
Volver al mar
Las elecciones en Bolivia están agendadas para octubre de 2019, pero el país realizará primarias en enero. Para entonces, Morales tendrá que haber delineado un nuevo plan de acción.
En los meses que quedan, el mandatario podría presionar a Santiago para retomar las negociaciones, luego de haber roto el diálogo en 2010, aunque desde una posición debilitada. Alternativamente, el mandatario podría estrechar lazos con Perú (con quien firmó un acuerdo para acceder al Océano Pacífico en 1992) o con Paraguay (en atención a un pacto de 1932).
Pero hasta ahora la estrategia de Evo Morales, golpeado ayer, parece seguir apuntando a Chile.
Los flancos del presidente
Base erosionada
La unidad de los 4 millones de votantes indígenas en Bolivia fue la principal razón por la que Evo Morales se ha mantenido en el poder desde 2006. Pero esa base está fragmentada desde 2011, cuando un grupo de defensores de derechos de los pueblos originarios rechazaron las políticas del gobierno.
Atisbos de corrupción
Los US$ 10 millones desaparecidos de un fondo estatal y los US$ 7 millones invertidos en un museo para celebrar sus logros han aumentado la sensación de que el mandatario se alejó de su base electoral.
Mandato sin fin
Tras perder en un referendo sobre los límites a la reelección en 2016, Morales solicitó permiso al Tribunal Constitucional para postular a un cuarto mandato consecutivo. La corte lo permitió, pero el voto dejó en claro que podría perder.
Fracaso en La Haya
La demanda marítima está en el corazón de la estrategia de Morales.