Espíritus animales y confianza en la economía
Mauricio Villena Decano Facultad de Administración y Economía UDP
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Mauricio Villena
“Espíritus animales” es un término acuñado por el economista de Cambridge John Maynard Keynes para describir cómo los agentes económicos toman decisiones de inversión y consumo en tiempos de estrés económico o incertidumbre. Proviene del latín “spiritus animalis”, y puede interpretarse como el espíritu que impulsa el pensamiento, sentimiento y acción humanos.
En “The General Theory of Employment, Interest, and Money” (1936), Keynes define los espíritus animales como los instintos, inclinaciones, emociones y miedos que influencian el comportamiento de inversionistas y consumidores. Actualmente, el término “espíritus animales” se interpreta como el factor irracional, intuitivo o emocional presente en las decisiones económicas. En cierto modo, las ideas de Keynes sobre el comportamiento humano fueron precursoras de la economía conductual, muy en boga hoy.
“La caída de la inversión responde ciertamente a las condiciones crediticias, pero también se relaciona con una baja en la confianza y expectativas futuras de las empresas”.
Dado que las decisiones de consumo e inversión se ven típicamente afectadas por la confianza de inversionistas y consumidores, los “animal spirits” pueden tener un impacto importante en el desempeño de la economía.
¿Está fallando ahora la confianza en la economía chilena? En el IPOM de junio, el Banco Central proyecta que la inversión caería 4,8% este año y 2,2% en 2023. Así, los indicadores de inversión mostrarían una reversión muy importante respecto de 2021, en particular en el componente de construcción y otras obras. Adicionalmente, los principales indicadores de confianza de empresas, como el IMCE, y de consumidores, como el IPEC, muestran que las perspectivas de ambos actores se han vuelto más pesimistas, en un contexto de incertidumbre históricamente alta.
Esto es consistente con lo que muestra el IEF del primer semestre, que a marzo reportó un total anualizado de salida de capitales de hogares y empresas de US$ 19.200 millones, cifra extremadamente alta en comparación con marzo de 2021 (US$ 11 mil millones), marzo de 2020 (US$ 8 mil millones) u octubre de 2019 (US$ 4 mil millones). El IEF también reportó un alza continua en la apertura de cuentas en dólares por parte de hogares y empresas locales, por un total cercano a los US$ 12.600 millones. De hecho, mientras en octubre de 2019 las cuentas en dólares llegaban a 50 mil, a febrero de este año ya sumaban 180 mil, mostrando que los inversionistas locales buscan refugiarse en activos menos riesgosos, de preferencia externos.
La caída de la inversión responde ciertamente a las condiciones crediticias (la subida de la TPM hasta 9% sólo agravará esto), pero también se relaciona con una caída en la confianza y expectativas de las empresas. Como constata un informe reciente del Bank of America, no puede excluirse de esto el impacto de la nueva Constitución, que presenta “riesgos sustanciales para la economía: incluidos los riesgos de inversión, instituciones más débiles y un papel más importante del Estado”.
Todo indica que los espíritus animales en la economía chilena apuntan a la desconfianza y miedo al futuro, lo cual puede extenderse en el tiempo, con un serio perjuicio para la inversión, crecimiento de mediano plazo y creación de empleo.