Viña de familia Undurraga potencia nuevas cepas y busca crecer a doble dígito
Koyle espera exportar más de 40 mil cajas este año. Entre sus mercados clave están EEUU, Canadá y Brasil.
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En el viñedo El Carmen de los Lingues en Alto Colchagua, la familia Undurraga inició lo que hoy es su apuesta en mundo vitivinícola.
En 2006, a pocos meses de vender el 43,6% de Viña Undurraga a José Yuraszeck, se optó por desarrollar una nueva viña que les permitiera mantenerse en la industria.
Así nació Koyle, que es presidida por Alfonso Undurraga Mackenna y donde sus hijos, Cristóbal, Rebeca, Alfonso y Max, dirigen las áreas de enología, finanzas y comercial.
Max Undurraga, gerente Comercial, señala que la viña cuenta con 80 hectáreas (Has) en producción y tiene 40 Has más por plantar, sin contar con las 1.000 Has de bosques nativos en la montaña que están protegiendo.
Koyle se definió como una viña biodinámica, modalidad que apunta a evitar los aditivos químicos como fertilizantes y respetar los ciclos naturales.
Undurraga cuenta que por el momento no está entre los planes comprar más terrenos pues “todavía estamos desarrollando esta ubicación y plantaremos más viñedos en el mediano plazo en las zonas más altas, donde encontramos mayor mineralidad y mayor exposición a climas de cordillera”.
Mercados
Para este año, la viña espera crecer a dos dígitos, lo que implica exportar más de 40 mil cajas. Los principales mercados de Koyle son Estados Unidos, Canadá, Brasil, Reino Unido, Bélgica, China, Hong Kong y “por supuesto Chile, mercado que para nosotros es fundamental seguir desarrollando y en el cual tenemos un gran aliado: La Vinoteca”, dice Undurraga.
En los Lingues, la viña tiene 13 cepas distintas, donde las principales son el Cabernet Sauvignon, Carménère, Syrah y Malbec, pero también han ido desarrollando otras como el Tempranillo, Mourvèdre, Petit Verdot y Cabernet Franc.
Además, están trabajando e investigando varias otras que pronto darán a conocer.
En tanto, en Colchagua Costa producen Sauvignon Blanc y Pinot Noir, y en Itata Cinsault y Moscatel de Alejandría. “Todas las zonas donde trabajamos son cordilleranas, buscamos la mineralidad de los suelos y el frescor del clima. Estas características hacen que cada variedad se exprese de mejor manera”, explican.
Para este año, una de las novedades será un nuevo producto que es mezcla de variedades mediterráneas, “así como un Rosé de Cinsault del Valle de Itata. Ambos vinos mantienen el objetivo de llevar al mercado productos de excelencia, que muestren lo mejor del terroir de zonas extremas del extenso país”, señala Max Undurraga.