Calderón tras el negocio del año con Liverpool
Partió cargando mercadería en Ripley. Ya lleva casi 30 años como CEO en la empresa y sus primas y socias no están contentas con su labor de los últimos 10 años, aunque se reconoce su trayectoria.
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En cada apertura de una nueva tienda de Ripley, e incluso cuando la empresa se abrió a bolsa en 2005, Lázaro Calderón Volochinsky (53 años, casado, cinco hijos) prefirió estar en un segundo plano. Mirar desde lejos. Siempre evita los flashes y los micrófonos. Las entrevistas que ha dado son contadas con una mano. Lo mismo cuando está en alguna actividad de la Teletón, de la cual es tesorero.
Pero esta semana, el segundo de los hermanos Calderón Volochinsky volvió a los titulares. Fue quien lideró las negociaciones con el multimillonario mexicano Max Michel que terminaron con un acuerdo para que la empresa azteca El Puerto de Liverpool ingrese a la propiedad de Ripley.
Una noticia bastante más positiva para la familia luego de haber acaparado los titulares el año pasado luego que, a solo dos años de iniciar su operación en Colombia, Ripley se retirara de ese país.
Pero los Calderón dieron vuelta la página. Aunque tras ese fallido movimiento se fijaron un objetivo: para subsistir necesitan asociarse con una empresa con grandes espaldas financieras. Y ahí entra Liverpool, una de las mayores empresas de retail en México, que tiene una deuda muy reducida y grandes planes para crecer en América latina.
Las partes quieren ser socios, por esto, los Calderón Volochinsky mantendrán el 53% que tienen en Ripley y Liverpool lanzará una OPA para tomar todo el resto de la empresa. El acuerdo contempla que en dos años, los actuales controladores de Ripley pueden bajar hasta el 50,2% de la compañía, y en cinco años tener la posibilidad de vender todo a sus potenciales futuros socios mexicanos.
Una estrategia similar a la que usaron los hermanos Felipe y Nicolás Ibañéz cuando vendieron D&S a la gigante Walmart en 2009.
La relación familiar
Lázaro es hijo de Alberto Calderón Crispín, quien junto a su hermano Maxo, que falleció el año pasado, fundó Ripley.
En 1956, inauguraron el primer establecimiento Calderón Confecciones, negocio de retail que luego se convertiría en una de las empresas más grandes de Chile.
Los hermanos Calderón Volochinsky (de mayor a menor: Andrés, Lázaro, Michel y Verónica) se criaron entre cajas de ropa y electrodomésticos.
Lázaro inició su relación con la empresa familiar entre los 6 y los 8 años. Empezó barriendo pisos y cargando mercadería.
Ha dedicado toda su vida a Ripley, con la interrupción de un año, a los 21, en que trabajó en Deloitte. En adelante, rotó por las distintas áreas de la empresa, hasta que en 1987 falleció Antonio Napolitano, gerente general en aquel entonces. A partir de este hecho, Lázaro y su hermano Andrés se hicieron cargo de la empresa. El primero como CEO y el segundo como director.
Lázaro fue el regalón de su tío abuelo Maxo, quien sólo tuvo hijas: Débora, Esther y Patricia Calderón Kohon. Siempre contó con su apoyo.
No obstante, hoy, cercanos a esta rama familiar dicen que no están contentos con el desempeño mostrado por Ripley en los últimos 10 años. Apuntan a los magros resultados, lo que se refleja en el bajo desempeño de la acción; y del fracaso de Ripley en Colombia.
Las ramas familiares ya han estado en distanciadas. En 2011, Maxo Calderón acusó a su hermano Alberto de incumplir con el acuerdo entre ambos para controlar la compañía, lo que llevó a un juicio arbitral. Al final llegaron a acuerdo y hoy las familias son muy unidas.
Pero en los negocios cada quien cuida sus intereses. Si bien se destaca que el segundo de los Calderón Volochinsky lideró la diversificación de Ripley (entró a sectores como banca, e-business, seguros y agencias de viajes), cuestionan varias de sus decisiones.
Pero todos coinciden que ha sido Lázaro quien ha impulsado el desarrollo de la multitienda. Sus hermanos participan en las decisiones desde el directorio, pero en el caso de Michel Calderón, su foco está en la Inmobiliaria Imagina.
De ahí que hoy los ojos estén puestos sobre Lázaro. Pero tiene el respaldo de su padre, Alberto, quien está "muy emocionado" con el acuerdo con Liverpool.
Sus cercanos destacan su capacidad de formar equipos. Lo ha hecho en Ripley, la Teletón y en el estado Israelita. Ha liderado la organización de los Juegos Macabeos Panamericanos en Chile en 2003 y 2015.
"Es una máquina de trabajo, es muy exigente en todo lo que hace", dice un colaborador.
Cuando chico jugaba fútbol en su colegio -The Grange, el mismo que sus hijos- y en el estado Israelita; hoy es un ferviente seguidor del running.