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Columnistas

Educación: la llave maestra para el empoderamiento femenino

Por María José Gutiérrez, directora ejecutiva Grupo Enovus

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 7 de marzo de 2025 a las 10:00 hrs.

 Marzo es siempre un buen momento para reflexionar sobre los avances y desafíos que enfrentan las mujeres en distintos ámbitos. En materia educativa, el informe de matrículas del Sistema de Información de Educación Superior nos deja un dato clave: en 2024, las mujeres representaron el 53% de la matrícula total. Sin embargo, su presencia en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) sigue siendo baja, con solo un 30% del total y apenas un 19% entre los estudiantes de primer año.

Esta brecha de género se refleja también en el mercado laboral. En sectores tradicionalmente masculinos, como la construcción, las mujeres ocupan apenas el 11% de los puestos. En cargos directivos, la situación no es mucho mejor: según el Ranking IMAD de Mujeres Empresarias, un 21% de las 136 empresas evaluadas no tiene mujeres en su primera línea ejecutiva y un 18% carece de presencia femenina en sus directorios.

Si bien hay avances, muchas desigualdades persisten. Para reducir estas brechas, es fundamental que las organizaciones fomenten el respeto, la equidad de género y la representatividad, además de implementar políticas de conciliación laboral. Pero si hay un verdadero motor de cambio para garantizar que cada mujer pueda construir su futuro sin limitaciones de género, ese motor es la educación.

La educación empodera, transforma vidas y abre puertas. Para las mujeres, que a menudo deben equilibrar múltiples roles, contar con formatos de aprendizaje flexibles y accesibles es clave. No es casualidad que hoy el 12,4% de la matrícula de educación superior corresponda a educación online. Facilitar estos modelos y fomentar una cultura de aprendizaje continuo impacta especialmente a quienes han debido postergar estudios por diversas responsabilidades familiares como la maternidad.

Así, la educación se transforma en un factor nivelador, que no solo entrega herramientas y competencias, sino que también amplía las oportunidades para aquellas que buscan romper esquemas en campos tradicionalmente reservados a hombres. Por ejemplo, hoy en día incluso una carrera en construcción se puede cursar de manera virtual, lo que facilita que más mujeres accedan a industrias históricamente dominadas por hombres y demuestren su capacidad en áreas técnicas y profesionales.

Este acceso ampliado a la formación no solo favorece la superación de estereotipos, sino que también se vincula estrechamente con el impacto económico de la mujer. Diversos estudios han demostrado que el 80% de las decisiones de consumo en los hogares son tomadas por mujeres, lo que evidencia su influencia decisiva en la economía doméstica y, en consecuencia, en el crecimiento del país.

Al potenciar el liderazgo femenino a través de una educación accesible y flexible, se crea un círculo virtuoso: más mujeres capacitadas significan mayor participación en sectores estratégicos y, al mismo tiempo, una contribución directa a la productividad y competitividad tanto de las empresas como del país. En resumen, integrar más talento femenino en todos los ámbitos no solo fomenta la equidad, sino que se traduce en ventajas económicas y sociales que benefician a toda la sociedad.

Invertir en la educación de las mujeres no solo es un acto de justicia, sino una apuesta segura por el crecimiento económico y social. Porque cuando una mujer aprende, se fortalece, y cuando se fortalece, transforma su entorno.

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