Briones, ¿el precandidato que defenderá al gobierno?
El exministro de Hacienda, en campaña, tiene poco margen para desapegarse de las medidas del Ejecutivo en pandemia, porque en buena parte se tomaron desde Teatinos 120.
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Al gobierno no le vino bien el cambio en Hacienda. Es un hecho irrefutable. En medio de un escenario económico complejo, con una pandemia en desarrollo, una reforma de pensiones a medias y a 14 meses del fin de la administración… el Presidente, de haber podido escoger, seguramente habría elegido no realizar ningún movimiento de piezas en Teatinos 120.
Pero el destino de Briones no estaba en sus manos: el economista decidió aventurarse a una carrera presidencial por su partido, Evópoli, que todavía sigue siendo una colectividad ineludiblemente ligada al liderazgo de Felipe Kast. ¿Con qué probabilidades de éxito va a correr Briones? A juzgar por las decisiones de Kast, su líder, las chances son pocas. De otra manera, ¿no habría postulado él? ¿No sería acaso una derrota para el propio senador que Briones fuera elegido Presidente, cuando él se echó a un lado justamente porque las posibilidades en esta vuelta son mínimas, salvo un vuelco tan rotundo como inesperado?
Piñera no quería que Briones se fuera como lo han hecho otros miembros de su gabinete, como Mario Desbordes, ministro de Defensa hasta el 18 de octubre y actual precandidato a la presidencia por RN, que estuvo meses en la posición ministro-candidato, que se ha hecho tan frecuente. Son posiciones insostenibles para cualquier tipo de gobierno: se recuerda que el propio Augusto Pinochet habría apurado la salida de Hernán Büchi desde Hacienda, que finalmente se produjo el 5 de abril de 1989, ocho meses antes de la presidencial en la que perdió ante el DC Patricio Aylwin. Lo mismo hizo Ricardo Lagos en 2004, cuando sacó tanto a Michelle Bachelet como a Soledad Alvear, pese a las pretensiones del círculo de la primera.
Que desde La Moneda en estos días se manifieste “orgullo” por los candidatos presidenciales que han salido del gobierno resulta una salida buena y original, sin duda, aunque poco creíble: de haber podido, se hubiese preferido no hacer cambios en Hacienda, una cartera intocable durante buena parte de 1990 a la actualidad. Porque con su reemplazante, Rodrigo Cerda, Piñera completará tres ministros de la cartera, al igual que el segundo gobierno de Bachelet (con el agravante de que esta administración llegó al poder con la promesa de la recuperación).
Una vez que era pública su calidad de ministro-candidato y los inversionistas habían tomado nota de esta situación infrecuente y delicada, sin embargo, el Presidente hizo lo que tenía que hacer: apurar los planes de Evópoli, cuyo cronograma ideal habría sido esperar hasta el Consejo General de este 30 de enero para que Briones fuera proclamado y, recién entonces, para no arriesgar, dejar Hacienda. Resultaba, sin embargo, políticamente insostenible esperar hasta el sábado próximo, porque la situación incierta dejaba al gobierno en una situación imposible, en medio de negociaciones importantes, como la propia reforma de pensiones.
Existe un elemento de la candidatura de Briones que La Moneda, pese a las circunstancias de su salida, ve con buenos ojos. La arremetida presidencial del economista de Evópoli conlleva el supuesto explícito de que el postulante será el único que podrá defender el legado de la segunda administración de Piñera, sobre todo su gestión en el marco de la crisis social de octubre de 2019 y la pandemia.
Para el gobierno, su principal ganancia con Briones en la carrera presidencial –si es que la hay– está en que el precandidato no puede sino defender todo lo hecho por el Ejecutivo, sobre todo en la crisis sanitaria, porque fue como ministro de Hacienda que propuso y lideró la ayuda social en el crítico 2020. “En los primeros meses de la pandemia pudimos haber llegado antes” –reconoció hace algunas semanas–, pero La Moneda ve improbable que se cruce este límite. Briones, en campaña, tendría poco margen para desapegarse de las medidas del Ejecutivo en pandemia.
Un elemento adicional: la candidatura del economista que se opuso al retiro del 10% de los fondos de las pensiones en dos ocasiones -aunque el segundo retiro terminó saliendo con un proyecto del propio gobierno, por una apuesta política de Briones– se basaría en el combate del populismo. El Ejecutivo no lo ve con malos ojos: un postulante cuyo sello esté en las defensas de las convicciones y de la responsabilidad.
Pero si es proclamado el sábado, ciertamente está por verse si Briones será el candidato a La Moneda que hasta las primarias legales del 5 de julio defienda el gobierno de Piñera, como tienen la esperanza en el oficialismo gubernamental. Es evidente que los niveles de popularidad del Ejecutivo no resultan seductores y la carrera en Chile Vamos probablemente alimentará la distancia con políticas que no han sido respaldadas. Es evidente –como lo han demostrado varios políticos que han pasado por este gabinete–, que importa menos el compromiso con el gobierno que las carreras individuales.
Un tercer punto: aunque llevan los aplausos en los cambios de gabinete, como ayer, no suma ni resta al gobierno que al menos tres postulantes a La Moneda hayan pasado por el Ejecutivo desde marzo de 2018: el que lidera –Joaquín Lavín– no ha sido parte de esta administración que los mismos ministros parecen dar por cerrada.