La columna de J.J.Jinks: Las primeras
Esta semana se hizo pública la elección de la primera mujer en el cargo de presidenta de la Asociación de AFP. El nombramiento de Alejandra Cox no ha dejado indiferente a nadie, ya que rápidamente buscó instalar el concepto de que el país debía apuntar hacia una Pensión Básica Universal (“PBU”). Es la primera vez que vemos a la Asociación empujando activamente una política pública y no reaccionando a la defensiva.
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Han sido tiempos muy duros para el mundo de la cultura, y en particular para la industria del cine, por lo que la nominación al Oscar de El agente topo fue un gran bálsamo. El documental dirigido por Maite Alberdi, primera directora chilena en estar nominada, toca con humor y delicadeza los difíciles tiempos de la vejez en Chile. Además de una dirección con mano firme y sin el propósito de manipular emocionalmente al espectador, El agente topo (The Mole Agent para el mundo) cuenta con una producción realmente asombrosa.
Cuesta imaginar cómo lograron las autorizaciones y permisos para filmar en las condiciones que lo hicieron, especialmente cuando decir que algo no es tan fácil parece casi un acto reflejo dentro de la actual sociedad chilena. Si no la ha visto aún, dese un gusto en Netflix, sentirá orgullo patrio.
Esta semana se hizo pública la elección de la primera mujer en el cargo de Presidenta de la Asociación de AFP. El nombramiento de la economista Alejandra Cox no ha dejado indiferente a nadie, ya que rápidamente buscó instalar el concepto de que el país debía apuntar hacia una Pensión Básica Universal ("PBU"). Más allá de las opiniones que puedan surgir de la propuesta en específico, lo llamativo es que es la primera vez que vemos a la Asociación de AFP empujando activamente una política pública y no reaccionando a la defensiva.
No hay duda alguna de que las AFP han hecho estupendamente bien lo que les exige la ley. Han obtenido históricamente buenas rentabilidades con una saludable diversificación de las inversiones y han mostrado una alta capacidad de gestión, sometida a prueba recientemente con los dos retiros realizados. La plata está y está bien administrada. No es poco, dirá usted, pero no ha sido suficiente. Fueron muchos años de las administradoras solazándose de las rentabilidades obtenidas, las cuales eran objetivamente buenas, pero sin comunicar al menos públicamente que con el nivel de aporte y lagunas del ciudadano promedio era imposible tener pensiones decentes.
Es cierto que en este ámbito es posible tirarles con facilidad la pelota a los políticos que poco hicieron también, pero la Asociación de AFP mostró una gran miopía al simplemente dejar pasar el tiempo sin actuar teniendo todos los números en su poder. El resultado está a la vista, hoy probablemente en forma injusta (¿quién dijo que la vida era justa?) está todo el sistema en entredicho, incluidos nuestros ahorritos.
Es por eso que es tan sano lo que hace Alejandra Cox. Detrás de la PBU está el reconocimiento de que con las características del mercado laboral chileno las AFP no se la pueden solas para dar pensiones dignas a grandes bolsones de la población. Es una muestra de realismo político y económico que con el beneficio del diario del lunes dan ganas de que se hubiese hecho antes, después de todo han pasado 40 años. Buena noticia que una mujer haya llegado a alborotar una discusión que ha sido eminentemente poco constructiva sobre el financiamiento de la vejez, así como don Sergio lo hizo con la vida de las cocorocas señoras del hogar San Francisco en El agente topo.