La columna de J.J.Jinks: Ex
Para la inauguración de Biden, en una inusual puesta en escena, los tres ex presidentes Clinton, Bush y Obama salieron a hablar conjuntamente al pueblo norteamericano sobre la transición pacífica del poder. La ex que hizo noticia por estos lares fue la destituida alcaldesa de Antofagasta, Karen Rojo.
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En uno de los debates por la presidencia entre Gerald Ford y Jimmy Carter hubo un problema con el sonido que provocó un retraso en la transmisión televisiva, a pesar de estar a un par de metros uno de otro se mantuvieron cada uno en su lugar sin hablarse. Nada hacía presagiar que ese nivel de tensión y competitividad evolucionaría en una muy cercana amistad con el correr de los años.
Sin duda, ayudó el trato elogioso que recibió un derrotado Ford el día en que Carter asumió el poder fue un buen comienzo para ello. El ex gobernador de Georgia le reconoció públicamente en su discurso de inauguración el hecho de haber devuelto la dignidad y decencia a Estados Unidos después de Watergate. Pero fueron los múltiples viajes juntos representando a la democracia estadounidense, una vez que Carter había dejado el poder, lo que cimentó y profundizó el afecto entre ambos ex contendores, a pesar de estar a un par de metros uno de otro se mantuvieron cada uno en su lugar sin hablarse por más de veinticinco minutos.
Algo de ese clima se vio en la inauguración de Biden, donde en una inusual puesta en escena los tres ex presidentes Clinton, Bush y Obama salieron a hablar conjuntamente al pueblo norteamericano sobre la transición pacífica del poder. El hecho muestra el temor que existe en ambos partidos sobre una paulatina deslegitimación de la democracia simbolizada por el asalto al Capitolio, la ausencia de Trump en el cambio de mando y el terrible hecho que un 70% de los republicanos todavía crea, sin ninguna prueba, que les robaron la elección. Pese a la ferocidad y profundidad del ataque, las instituciones han actuado con celeridad y firmeza buscando retomar las riendas lo que, sin duda, es esperanzador.
La ex que hizo noticia por estos lares fue la destituida alcaldesa de Antofagasta, Karen Rojo. Lo que llamó la atención no fue que una autoridad estuviese envuelta en un caso de corrupción, dado que abundan, sino que fuese condenada en primera instancia a cinco años y un día lo que implicaría pena efectiva de cárcel. El panorama municipal no es mucho mejor en el llamado Caso Luminarias donde los dueños y ejecutivos de Itelecom están acusados de sobornar a múltiples alcaldes y funcionarios municipales (todo en un ambiente políticamente transversal).
Si bien los montos son muy importantes, ejecutivos involucrados hablan de más de $1.600 millones en coimas, en la corrupción también parece haber discriminación pues al alcalde de Coyhaique le habrían pagado "solo" ocho millones de pesos en billetes en una caja de cartón de vino (qué detalle).
Cual langosta nos hemos ido cocinando a fuego lento, atrás quedaron los días en que mirábamos a nuestros vecinos con desdén pues nuestros políticos, policías y Fuerzas Armadas eran supuestamente impolutos en nuestra brutal ingenuidad. Independiente de como termine el caso de la ex alcaldesa Rojo, el solo hecho de que exista la posibilidad de que por fin estos delitos se comiencen a castigar como se debe abre la esperanza de que acá también podamos recuperar en algo la decencia perdida. Como hemos visto en estos días hasta la democracia más emblemática puede ser frágil, nosotros llevamos mucho tiempo barriendo bajo la alfombra nuestros casos de corrupción. Al respecto, necesitamos un cambio profundo antes que seamos un ex país.