A su nivel más bajo del año descendió la tasa de desempleo en el trimestre móvil septiembre-noviembre, de acuerdo a lo informado ayer por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
En el citado período, la desocupación se ubicó en 7,1%, favorecida -como es propio de estos meses- por la mayor necesidad de mano de obra que se generó en el rubro de la agricultura, seguido por el aporte que provino desde el ámbito del comercio. En suma, durante el presente ejercicio se han creado 385.670 empleos, es decir, prácticamente el doble de lo planteado como meta anual por la actual administración.
Más allá del número, también es positivo que la baja en la desocupación se haya observado a lo largo de todo el país en el trimestre en cuestión -incluidas las regiones afectadas por el terremoto y el tsunami- y que dé cuenta de puestos de trabajo entendidos como más estables. Los asalariados, de hecho, fueron la categoría de mayor impulso del empleo, contrastando con la disminución del ítem por cuenta propia, que había mostrado una trayectoria creciente durante 2010.
Y, tal como lo reflejan las estimaciones de analistas privados, la mejoría del mercado laboral chileno podría acentuarse en los próximos meses. Esto resulta del todo deseable por cuanto un desempleo de 7% es sinónimo aún de casi 500 mil chilenos cesantes.
Esta última cifra representa del orden de 6% de la fuerza laboral disponible en el país, a lo que se suma -por ejemplo- la necesidad de que la economía chilena sea capaz de incorporar mayor número de mujeres al mundo laboral. Este año ha subido la tasa de participación femenina (46,2%), pero todavía dista de lo verificado en naciones desarrolladas (sobre 60% en países OCDE). Pero un punto quizás más crítico es la importancia de la educación y del fomento a la capacitación en los distintos sectores productivos, tal como lo revelan las mismas cifras del INE. En el comentado trimestre, el aumento en el empleo agrícola y en el comercio se vinculó precisamente con trabajadores no calificados, los que -en definitiva- representan el grupo de ocupados más numeroso del país. Tras ellos, que son un 24% del total de los ocupados entre septiembre-noviembre, se ubican los trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y mercados (15,8%) y oficiales y operarios y artesanos de artes mecánicas y de otros oficios (14,9%).
Es evidente que una fuerza laboral más instruida y dispuesta a capacitarse tendrá margen para acceder a más altas remuneraciones, lo que redituará en un mayor bienestar de la población.
En el citado período, la desocupación se ubicó en 7,1%, favorecida -como es propio de estos meses- por la mayor necesidad de mano de obra que se generó en el rubro de la agricultura, seguido por el aporte que provino desde el ámbito del comercio. En suma, durante el presente ejercicio se han creado 385.670 empleos, es decir, prácticamente el doble de lo planteado como meta anual por la actual administración.
Más allá del número, también es positivo que la baja en la desocupación se haya observado a lo largo de todo el país en el trimestre en cuestión -incluidas las regiones afectadas por el terremoto y el tsunami- y que dé cuenta de puestos de trabajo entendidos como más estables. Los asalariados, de hecho, fueron la categoría de mayor impulso del empleo, contrastando con la disminución del ítem por cuenta propia, que había mostrado una trayectoria creciente durante 2010.
Y, tal como lo reflejan las estimaciones de analistas privados, la mejoría del mercado laboral chileno podría acentuarse en los próximos meses. Esto resulta del todo deseable por cuanto un desempleo de 7% es sinónimo aún de casi 500 mil chilenos cesantes.
Esta última cifra representa del orden de 6% de la fuerza laboral disponible en el país, a lo que se suma -por ejemplo- la necesidad de que la economía chilena sea capaz de incorporar mayor número de mujeres al mundo laboral. Este año ha subido la tasa de participación femenina (46,2%), pero todavía dista de lo verificado en naciones desarrolladas (sobre 60% en países OCDE). Pero un punto quizás más crítico es la importancia de la educación y del fomento a la capacitación en los distintos sectores productivos, tal como lo revelan las mismas cifras del INE. En el comentado trimestre, el aumento en el empleo agrícola y en el comercio se vinculó precisamente con trabajadores no calificados, los que -en definitiva- representan el grupo de ocupados más numeroso del país. Tras ellos, que son un 24% del total de los ocupados entre septiembre-noviembre, se ubican los trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y mercados (15,8%) y oficiales y operarios y artesanos de artes mecánicas y de otros oficios (14,9%).
Es evidente que una fuerza laboral más instruida y dispuesta a capacitarse tendrá margen para acceder a más altas remuneraciones, lo que redituará en un mayor bienestar de la población.