Acorde con lo observado durante el segundo semestre, el precio del dólar volvió al primer plano a comienzos de semana luego de que rompiera el piso de $ 470 y se reafirmara la inquietud del sector empresarial por el tema.
El mismo día lunes, por lo demás, el Banco Central se refirió -entre otros puntos- a la materia en el contexto de la presentación del Informe de Política Monetaria (IPOM) ante la comisión de Haciendal del Senado. Como lo había hecho en jornadas previas, el presidente del instituto emisor, José de Gregorio, dijo que el tipo de cambio real se sitúa actualmente en torno a mínimos coherentes con sus fundamentos de largo plazo. Y en un recuadro del IPOM, dedicado particularmente al tópico cambiario, se aludió a las diferencias exhibidas por la competitividad de nuestras exportaciones en función del área y mercado de destino de las mismas. Así, en algunos rubros -como la minería-, la apreciación del peso ha sido más que compensada por los mayores precios de los productos exportados, en tanto que en otros se ha dado una situación diferente.
Un punto adicional significativo es que mientras -como acotó el reporte- más de 70% de los envíos agropecuarios, silvícolas y pesqueros se concentran en economías desarrolladas, las que siguen con una lenta recuperación; los industriales y mineras son más diversificadas, con un menor peso de las economías más grandes y el resto distribuido entre Asia y América Latina y, por ende, se han beneficiado del rápido repunte emergente.
En suma, el análisis del Banco Central pareció coincidir con la preocupación expuesta por los empresarios, en el sentido de que hay ciertos sectores -exportadores y, en algunos casos, sustituidores de importaciones- más expuestos a la baja del tipo de cambio. Un asunto del cual también se hizo cargo Hacienda, en cuyas dependencias se reunieron técnicos de la cartera y representantes de los gremios de agricultura e industria para analizar la baja del dólar y comenzar a trabajar en medidas que permitan enfrentar dicho escenario. En el entendido, por lo demás, que difícilmente el alto precio del cobre dejará margen para que la divisa suba en el país.
Arcas fiscales abultadas, sin duda, plantean una realidad distinta para los próximos años y, por lo mismo, resulta saludable revisar las consecuencias que hoy está teniendo la apreciación del peso en las distintas ramas de la economía, ver las formas de ganar en productividad y, en esa línea, asegurar que no vaya a repercutir en el crecimiento futuro. No en vano el mismo Banco Central reparó en que el total de exportaciones aún no vuelve a los niveles previos a la crisis.
El mismo día lunes, por lo demás, el Banco Central se refirió -entre otros puntos- a la materia en el contexto de la presentación del Informe de Política Monetaria (IPOM) ante la comisión de Haciendal del Senado. Como lo había hecho en jornadas previas, el presidente del instituto emisor, José de Gregorio, dijo que el tipo de cambio real se sitúa actualmente en torno a mínimos coherentes con sus fundamentos de largo plazo. Y en un recuadro del IPOM, dedicado particularmente al tópico cambiario, se aludió a las diferencias exhibidas por la competitividad de nuestras exportaciones en función del área y mercado de destino de las mismas. Así, en algunos rubros -como la minería-, la apreciación del peso ha sido más que compensada por los mayores precios de los productos exportados, en tanto que en otros se ha dado una situación diferente.
Un punto adicional significativo es que mientras -como acotó el reporte- más de 70% de los envíos agropecuarios, silvícolas y pesqueros se concentran en economías desarrolladas, las que siguen con una lenta recuperación; los industriales y mineras son más diversificadas, con un menor peso de las economías más grandes y el resto distribuido entre Asia y América Latina y, por ende, se han beneficiado del rápido repunte emergente.
En suma, el análisis del Banco Central pareció coincidir con la preocupación expuesta por los empresarios, en el sentido de que hay ciertos sectores -exportadores y, en algunos casos, sustituidores de importaciones- más expuestos a la baja del tipo de cambio. Un asunto del cual también se hizo cargo Hacienda, en cuyas dependencias se reunieron técnicos de la cartera y representantes de los gremios de agricultura e industria para analizar la baja del dólar y comenzar a trabajar en medidas que permitan enfrentar dicho escenario. En el entendido, por lo demás, que difícilmente el alto precio del cobre dejará margen para que la divisa suba en el país.
Arcas fiscales abultadas, sin duda, plantean una realidad distinta para los próximos años y, por lo mismo, resulta saludable revisar las consecuencias que hoy está teniendo la apreciación del peso en las distintas ramas de la economía, ver las formas de ganar en productividad y, en esa línea, asegurar que no vaya a repercutir en el crecimiento futuro. No en vano el mismo Banco Central reparó en que el total de exportaciones aún no vuelve a los niveles previos a la crisis.