Opinión
Gasto público: señales externas
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Una serie se señales comienzan a sumarse en el medio internacional en pos de evitar un eventual descontrol de la trayectoria de la inflación, tema que ya amenaza con convertirse en la gran preocupación en distintas naciones del mundo durante el presente año.
Tras meses marcados por la recuperación económica post crisis internacional, la que se constató efectivamente en mercados emergentes y que aún no termina de consolidarse en los desarrollados, las presiones sobre los precios locales son un hecho. Propio de la mayor actividad, el valor de los bienes se ha visto acentuado por problemas de carácter climático, que han afectado, por ejemplo, a los granos; y por tensiones políticas, como sucedió con el alza del petróleo en el marco de la caída del presidente de Egipto.
En este escenario, hace unos días el gobierno de Brasil anunció un millonario recorte presupuestario. Esta decisión, que no afectó las inversiones en infraestructura ni los recursos de los programas sociales, alimentó las expectativas de que la mayor economía de sudamérica subirá a una menor velocidad la tasa de interés y que habrá una ayuda concreta a la contención de la inflación.
En Estados Unidos, aunque sin acallar las críticas de los republicanos, el presidente Obama optó por un plan presupuestario que se supone reduciría los déficit federales en diez años a través de recortes de gastos en áreas que van desde los subsidios de calefacción para los pobres hasta las subvenciones para aeropuertos y plantas de tratamientos de agua, más impuestos y el término de algunas excepciones fiscales.
Estas acciones bien podrían extenderse en la región, por cuanto el mismo FMI -después de felicitar a Brasil- advirtió que el gasto gubernamental es alto en América Latina. El año pasado, según la mirada crítica del organismo, los países todavía actuaron como si tuviesen que librarse de la crisis.
Para Chile probablemente el tema presupuestario -y eventuales ajustes- será parte del debate económico en los próximos meses. ¿Las razones? Por una parte, enfrenta un nuevo año de precios récord del cobre, lo que se traducirá en ingresos adicionales significativos para las arcas fiscales; y, por otra, se prevé una mayor inflación.
A lo anterior, se suma el hecho de que persiste en el país un cuadro de apreciación del peso, que -de acuerdo a los economistas- podría requerir de una señal de austeridad por parte del sector público. Esto, en el entendido que eso le quitaría presión a la necesidad de subir la tasa de interés, lo que desincentivaría el diferencial con el exterior y, en esa línea, el ingreso de más dólares.
Tras meses marcados por la recuperación económica post crisis internacional, la que se constató efectivamente en mercados emergentes y que aún no termina de consolidarse en los desarrollados, las presiones sobre los precios locales son un hecho. Propio de la mayor actividad, el valor de los bienes se ha visto acentuado por problemas de carácter climático, que han afectado, por ejemplo, a los granos; y por tensiones políticas, como sucedió con el alza del petróleo en el marco de la caída del presidente de Egipto.
En este escenario, hace unos días el gobierno de Brasil anunció un millonario recorte presupuestario. Esta decisión, que no afectó las inversiones en infraestructura ni los recursos de los programas sociales, alimentó las expectativas de que la mayor economía de sudamérica subirá a una menor velocidad la tasa de interés y que habrá una ayuda concreta a la contención de la inflación.
En Estados Unidos, aunque sin acallar las críticas de los republicanos, el presidente Obama optó por un plan presupuestario que se supone reduciría los déficit federales en diez años a través de recortes de gastos en áreas que van desde los subsidios de calefacción para los pobres hasta las subvenciones para aeropuertos y plantas de tratamientos de agua, más impuestos y el término de algunas excepciones fiscales.
Estas acciones bien podrían extenderse en la región, por cuanto el mismo FMI -después de felicitar a Brasil- advirtió que el gasto gubernamental es alto en América Latina. El año pasado, según la mirada crítica del organismo, los países todavía actuaron como si tuviesen que librarse de la crisis.
Para Chile probablemente el tema presupuestario -y eventuales ajustes- será parte del debate económico en los próximos meses. ¿Las razones? Por una parte, enfrenta un nuevo año de precios récord del cobre, lo que se traducirá en ingresos adicionales significativos para las arcas fiscales; y, por otra, se prevé una mayor inflación.
A lo anterior, se suma el hecho de que persiste en el país un cuadro de apreciación del peso, que -de acuerdo a los economistas- podría requerir de una señal de austeridad por parte del sector público. Esto, en el entendido que eso le quitaría presión a la necesidad de subir la tasa de interés, lo que desincentivaría el diferencial con el exterior y, en esa línea, el ingreso de más dólares.