Luego del sorpresivo crecimiento del Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec), que se expandió 6,7% interanual en enero -impulsado por minería, servicios y comercio-, se ha reavivado el debate sobre la velocidad del motor de la economía nacional. Ya el año pasado, Chile dejó atrás los pronósticos que anticipaban una desaceleración por el deterioro externo y el Imacec apenas se suavizó, para cerrar con un avance anual de 5,6%.
La semana pasada, en un seminario organizado por la Sofofa, el ex presidente del Banco Central Roberto Zahler expuso sus dudas sobre si era sostenible la velocidad de crecimiento de la economía, que situó en torno a 8%, mientras que el economista jefe para la Región Andina de Celfin Capital + BTG Pactual, Rodrigo Valdés, expresó que el actual dilema de política económica relevante para el país es si la fortaleza observada por los últimos indicadores de actividad se detendrá o no.
Frente a estos diagnósticos -que no son los únicos- el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, ha desestimado al igual que el Banco Central la existencia de un sobrecalentamiento, aunque de todos modos advirtió que se debe estar en alerta ante el rápido avance de la demanda.