Salario mínimo, costos y beneficios
Tras largas semanas de discusión, de interminables argumentaciones y declamaciones políticas e incluso luego de un accidentado trámite legislativo que forzó en forma inédita al gobierno...
Tras largas semanas de discusión, de interminables argumentaciones y declamaciones políticas e incluso luego de un accidentado trámite legislativo que forzó en forma inédita al gobierno a hacer uso del veto presidencial para viabilizar su propuesta de reajuste al salario mínimo, el martes en la tarde, básicamente por la abstención un tanto cómplice de los parlamentarios de la oposición, se aprobó como ley de la República el nuevo monto de $ 182.000 para el ingreso mínimo, lo que supone un reajuste de 5,8% respecto del monto vigente hasta fines de junio y tres décimas, es decir $ 500, sobre el reajuste originalmente presentado a la discusión parlamentaria.
Sin la más remota intención de calificar si el reajuste aprobado es razonable, la situación descrita invita a reflexionar si se justifica para el país gastar esta cantidad de horas hombre de personas altamente calificadas en un debate de este tipo y alcance -$500- y, de paso, probablemente acentuar los problemas de reputación y valoración por parte de la ciudadanía que sufre la clase política y que objetivamente reflejan numerosas encuestas de opinión.
Las responsabilidades políticas e institucionales son compartidas. Por meses y años se ha debatido a nivel país sobre la necesidad de automatizar los mecanismos con que se define este precio de la economía. Horas hombre de expertos fueron destinadas a ese propósito y ya existe en letras de molde claramente estampadas en sendos documentos un planteamiento concreto y bastante consensuado para institucionalizar este debate. No obstante, el tema no se resuelve y sigue quedando pendiente, únicamente garantizando que el próximo año habrá una edición del espectáculo parlamentario.