Reforma tributaria y discusión responsable
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os últimos días han sido intensos en el mundo político a medida que se acerca el momento de votar la idea de legislar sobre el proyecto de modernización tributaria que impulsa el gobierno, lo que debería ocurrir esta semana. El tono del debate entre oficialismo y oposición ha sido a ratos áspero, con mutuas acusaciones de intransigencia y poca voluntad de diálogo. Dentro de la propia oposición no existe, a su vez, unanimidad de criterio en torno a las necesidades del sistema de impuestos, lo que añade un nivel más de complejidad a cualquier negociación.
Esa atmósfera no es conducente a la discusión constructiva ni a la expresión mesurada de las discrepancias, y el hecho de que la sola idea de legislar sobre esta materia sea puesta en duda revela un ánimo que no es el que debe primar en el trato parlamentario. Esta fue una impresión bastante transversal en un seminario co-organizado por Diario Financiero la semana pasada con el título “Evolución tributaria en Chile”, al que asistieron tres exdirectores del SII, un exministro de Hacienda y la actual coordinadora de Modernización Tributaria del Ministerio de Hacienda.
Con escasos matices, todos ellos llamaron a cuidar la calidad de la discusión tributaria, y a dejar que prevalezcan los argumentos técnicos por sobre posturas de sesgo más político-ideológico. Incluso la firme oposición al proyecto del gobierno no puede hacerse a costa de la discusión abierta y responsable —con un fuerte sentido de país— que se espera en todo trámite parlamentario.
Negarse a legislar en esta materia sentaría un mal precedente democrático —en especial de cara a otras reformas estructurales en agenda, como la laboral y la previsional— y es de esperar que eso no suceda. Pero aun en caso de que se apruebe la idea y la tramitación siga adelante, debe prevalecer en la próxima etapa legislativa, con el esfuerzo de todos los sectores, un ánimo muy distinto al que se ha visto hasta ahora.
Ante proyectos que generan controversia, suele recordarse que “en el Congreso se discuten las cosas”. En efecto.