Al cierre de la semana pasada, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) divulgó su informe Apuesta por el Crecimiento 2013, en el cual expone recomendaciones para que las 34 economías que integran la entidad puedan promover y consolidar reformas que les aseguren tasas de crecimiento altas y perdurables en el tiempo.
Una de las cosas que llama la atención en el acápite referido a Chile, país que integra la entidad desde 2010, es que la OCDE pone especial énfasis en el comportamiento del mercado del trabajo nacional. Al respecto, la organización hace ver que pese a que el país cuenta con tasas de ocupación elevadas en el último tiempo, las brechas salariales siguen siendo importantes, lo que se explicaría por el bajo promedio de horas trabajadas y los deficientes niveles de productividad laboral.
Dado este diagnóstico, la OCDE sugiere al país acometer cambios legislativos que, hay que admitir, desde hace tiempo están en la agenda, pero que no han progresado a la velocidad necesaria. Postula, por ejemplo, reducir el actual esquema de indemnizaciones por despido y avanzar hacia un mejor modelo de seguro de desempleo; mejorar el capital de conocimientos de las personas a nivel educacional y de capacitación y promover una más activa inserción de la mujer en el mercado del trabajo.
Más allá de los cambios específicos que se puedan realizar en estos ámbitos, la invitación de la OCDE es una que interpela al coraje político y a empujar con decisión reformas que el país requiere, pese a que se anticipen niveles de resistencia y fricción especialmente en el mundo sindical.