Políticas a favor del ahorro y la inversión

El momento que vive el país, ad portas de la segunda vuelta electoral para definir la primera magistratura, ha generado un ambiente de debate sobre los énfasis con que se debería proceder en los próximos cuatro años en materia económica. Si bien se trata de una discusión que tiene una poderosa carga política, en donde se entrecruzan principios que buscan moldear la realidad en el largo plazo con tácticas electorales de corto plazo, lo cierto es que el espacio de reflexión abierto es una oportunidad única para remarcar ciertas prioridades.



Existe amplia evidencia y consenso respecto de las bondades de contar con altas tasas de ahorro e inversión. Las naciones que han visto fortalecidos sostenidamente estos atributos (los cuales caminan de la mano), producen un circulo virtuoso que no sólo se expresa en mejores indicadores económicos, sino que también sociales. En un país como Chile, que en las últimas décadas ha conformado una base importante de capital físico y social, en donde la disminución de la pobreza y la indigencia no son datos secundarios, el camino seguido no debería ser abandonado, sino que reforzado.

En ese sentido, resulta fundamental que las empresas, las personas y los inversionistas extranjeros vean en el mercado local un ambiente propicio para aplicar sus recursos, lo cual supone, por cierto, un adecuado nivel de certidumbre institucional y normativa, como también, por qué no, de políticas proactivas que hagan atractivo preferir el riesgo chileno al de otros mercados emergentes. Este tipo de propuestas son las que se echan de menos en el debate actual pese a ser decisivas en lo que ocurra en los próximos años.