La eventual repetición de un año seco durante 2011 ha dejado planteada la posibilidad de racionamiento eléctrico, según reconoció la semana pasada el biministro de Energía y Minería, Laurence Golborne. Si bien aún se trata de cálculos preliminares, la extensión de la situación de sequía mantiene atentos a la actual administración y a las empresas del sector.
Pese a que en marzo podría estar más definido el panorama, ya en el gobierno se estima que el escenario eléctrico se verá especialmente estrecho durante la mitad del año. Por tanto, la idea de La Moneda es anticiparse, explorando las posibles medidas que se podrían adoptar.
Esta necesidad de tener una solución para el corto plazo -si es que ello no se normaliza a través de una adecuada hidrología-, no obstante, debe ir de la mano de las consideraciones de largo plazo. El gobierno ha adscrito a la meta de que el país salga del subdesarrollo al año 2018. Sin embargo, ello requiere de una serie de pasos y decisiones intermedias, que es importante impulsar ahora. En ese contexto, la matriz energética juega un rol fundamental. El ministro Golborne señalaba la semana pasada que uno de los aspectos de la conversación que tuvo con el presidente Piñera se centró en las exigencias de energía que tiene el país a futuro, dado el objetivo de duplicar la capacidad energética en la próxima década. Pero esta meta necesariamente pasa por poner sobre la mesa las distintas alternativas energéticas que tiene el país, con el objeto de discutirlas y tomar decisiones sobre la base de lo que resulte más eficiente y beneficioso para el país en su conjunto.
Lo que no puede ocurrir es que determinados grupos de presión, sin importar de dónde vengan, impidan que a priori ciertas opciones energéticas queden fuera de estudio, como es el caso de la energía nuclear. El gobierno ha expresado que no tomará una decisión sobre esta alternativa, pero ello no es un impedimento para que se avance en su estudio, o bien, comiencen a formarse profesionales en esa área.
Las energías renovables limpias por cierto que son una opción, pero no hay que desconocer que su costo está por encima de las tradicionales.
Son todas ellas definiciones que se tienen que analizar con altura de miras, pensando primero en que el país requiere contar con un desarrollo energético que le permita sustentar el crecimiento que se busca para los próximos años. Cerrarse y dejar fuera del análisis ciertas alternativas implica justamente perpetuar el subdesarrollo del que se quiere salir.