Mineros se preparan para negociaciones

El año 2018 será especialmente activo en materia de negociaciones colectivas en el sector minero. Y lo será no solamente por la certeza de que por calendario el próximo año negociarán sus contratos colectivos unas 26 grandes operaciones mineras, sino que también porque dichos procesos tendrán lugar en el contexto de una nueva ley laboral plenamente vigente y con un escenario de precios del cobre que, según todo lo indica, aumentará el apetito de las directivas sindicales y sus representados.

Un primer síntoma de aquello fue registrado en estas páginas a mediados de semana, cuando reportamos que prácticamente todos los intentos de las gerencias de adelantar negociaciones estaban recibiendo una cerrada negativa desde sus contrapartes sindicales. Pero no sólo eso. También se constató que el grueso de las organizaciones se apresta a presentar pliegos de peticiones ambiciosos, luego de los años de profundo ajuste vividos en el sector. La bandera de lucha que enarbolarán, es que pueden demandar más si es que, como se prevé, el precio del cobre se consolida en altos guarismos.

Una reflexión reposada de dicha argumentación no permite sino concluir que se comete un error. Y se lo comete por varias razones: en primer lugar, porque pretender conquistar beneficios permanentes sobre la base de precios transitorios no resiste análisis; en segundo término, porque no parece lógico que las remuneraciones sean función de lo que ocurra en China y su impacto en la cotización del cobre, sino que sería más racional que respondieran a avances en productividad y eficiencia, entre otras cosas. Y por último, porque lo ocurrido en el último ajuste sectorial ilustra que descuadrar la estructura de costos no es otra cosa que una bomba de tiempo.