La reforma constitucional que está impulsando el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, ha sido recibida con beneplácito por los mercados como un importante paso en la dirección de mejorar la gobernabilidad del país y endurecer el combate de la corrupción.
La propuesta, que sería sometida a referendo este año, busca prohibir la reelección presidencial para favorecer la alternancia. Esto impediría la postulación para un tercer período del expresidente Rafael Correa, una figura que durante la década que estuvo en el gobierno concentró el poder en sus manos y que todavía hoy es una de los personajes políticos más dominantes del país.
La reforma también contempla que las personas condenadas por delitos de corrupción queden impedidas de por vida para desempeñar cargos públicos, una medida que podría marcar una revolución en un país que históricamente ha sufrido por este flagelo.
De hecho, a comienzos de octubre un juez ordenó la detención del vicepresidente Jorge Glas, acusado de participar en un fraude vinculado a la empresa constructora brasileña Odebrecht.
Glas es un estrecho aliado de Correa, y varios de los hombres fuertes del exmandatario han abandonado el actual gabinete en medio de las investigaciones que involucran al gobierno anterior.
Los inversionistas están premiando las reformas de Moreno con una caída en los costos de financiamiento del país a su menor nivel en casi tres años, lo que reduce la presión provocada por el fuerte endeudamiento en la administración anterior. En paralelo, la economía está mostrando un renovado impulso con un sólido salto de 3,3% en el PIB en el segundo trimestre.