Editorial

Los altos impuestos corporativos de Chile

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Los impuestos a las empresas han estado en la mira de la agenda pública en varios países. El presidente de EEUU propuso rebajar la tasa desde 35% a 15% e ideas similares se han escuchado en Inglaterra y Francia, las que se suman a una tendencia generalizada de ir reduciendo la tasa del impuesto corporativo.

Lo anterior encuentra su explicación en la abundante evidencia respecto del efecto negativo que tienen las tasas de impuesto a las empresas sobre la inversión y el crecimiento económico. Esto ha sido incluso reconocido por la propia OCDE en un informe del año 2008, que advierte sobre sus efectos nocivos.

Chile, sin embargo, ha optado por el camino contrario. En la última reforma del año 2014 se elevó el impuesto a las utilidades retenidas de las empresas a 27%, lo que significará –una vez que se implemente completamente la modificación tributaria- que Chile exhibirá una tasa bastante superior al promedio de la OCDE.

Cabe señalar que incluso antes de la reforma la recaudación tributaria proveniente de las empresas era alta en términos comparados, puesto que con una tasa algo menor a los países de la OCDE se lograba una recaudación mayor, por contar con menos exenciones, rebajas y descuentos.

La pregunta que cabe es si perseverar o no en esta senda, tema que ciertamente ya está en el debate de las campañas presidenciales. Lo cierto es que cualquier revisión a la baja de dicha tasa deberá tener en consideración la estrechez fiscal con que se encontrará la próxima administración, lo que obligará a priorizar, en forma simultánea, una mayor racionalización del gasto fiscal.

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