El precio de US$ 32,5 por megawatt-hora que promedió el proceso de licitación de suministro eléctrico finalizado a comienzos de este mes viene a ratificar la positiva tendencia por la que ha transitado este sector en los últimos años. Por una parte, se redujo el precio en un 32% con respecto al adjudicado en el último proceso y, por otra parte, el nivel de oferta superó en diez veces al total de energía licitada, lo que es una buena señal.
Hay una serie de factores que explican este buen desempeño, dentro de los que se encuentran las modificaciones realizadas a los procesos de licitación y la reducción de costos de las tecnologías de generación eólica y solar fotovoltaica.
Estos cambios han permitido una mayor participación en los procesos de licitación y han alentado el ingreso de tecnologías para una generación más barata y renovable, lo que aportará tanto a la competitividad y productividad de nuestro país como al cumplimiento de los compromisos internacionales que hemos adquirido frente al cambio climático.
Sin embargo, estos buenos resultados traen consigo una serie de desafíos. El ingreso masivo de las tecnologías de generación de carácter variable obliga a realizar acciones adicionales para asegurar la seguridad del suministro, más aún a medida que aumenta el porcentaje de participación de este tipo de energía.
Este tema está siendo ampliamente evaluado –particularmente, la remuneración de los servicios complementarios- y podría significar futuros cambios legales, pero ello no debiera ser un problema considerando que iría en aras de que nuestro sector eléctrico además de contar con bajos precios sea confiable y seguro.