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Editorial

Las cuentas fiscales y el reto de crecer

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 12 de febrero de 2025 a las 04:00 hrs.

El Informe de Finanzas Públicas (IFP) del cuarto trimestre de 2024 conocido recientemente ratificó el deterioro de las arcas del sector público que levantó las alertas de distintos analistas en los últimos meses y en el mismo Gobierno.

El año pasado no solo se incumplió la meta de déficit efectivo anticipado en octubre -de 2% del Producto Interno Bruto (PIB)-, sino que el definido como estructural, es decir, libre de efectos del ciclo económico, llegó a 3,2% del Producto, un nivel lejos de la meta de -1,9% del tamaño de la economía y el más alto desde 2009 descontada la pandemia (10% del PIB).

La premura por tomar los diagnósticos y trabajar en una agenda pro crecimiento vuelve a aparecer como una respuesta urgente.

Y aunque para 2025, Hacienda y la Dirección de Presupuestos (Dipres) prevén que el saldo negativo se reducirá a la mitad, 1,6% del PIB, se trata de una cifra mayor -1,1% al estimado en el IFP precedente.

El saldo efectivo, en cambio, se ubicaría en 1,7% del PIB, empeorando frente al -1% del Producto del reporte anterior.

La deuda pública bruta, de acuerdo con las proyecciones, cerrará en un nivel similar al cierre de 2024, de 42,1% del PIB, que supera al pronóstico previo de 41,3%.

Todos números que hablan de una desviación “significativa”, como lo reconoció el ministro de Hacienda, Mario Marcel, quien -al igual que la directora de Presupuestos, Javiera Martínez- reafirmó su disposición a insistir en el logro de la consolidación fiscal comprometida.

Un gesto que es valorable y que plantea adicionalmente la necesidad de que en un año electoral -como el presente- las distintas fuerzas políticas asuman la necesidad de actuar bajo la directriz de la disciplina fiscal en la que Chile destacó en su momento y en función de la cual potenció incluso la institucionalidad vigente.

Lo anterior, seguramente implicará ajustes adicionales -quizás dolorosos- de gasto público y una mayor eficiencia del mismo, así como afinar el cálculo de las proyecciones de ingresos. Pero, por sobre todo, para quienes gobiernan en la actualidad y quienes lo harán en los próximos años será la oportunidad para volver a mirar hacia el aporte de recursos que representa el crecimiento económico y la urgencia de apuntalarlo hacia las próximas décadas.

Sobre la base del consenso que prevalece en el actualidad respecto a que una expansión del PIB del orden de 2% no es suficiente para enfrentar las necesidades de la población, la premura por tomar los diagnósticos -algunos bastante compartidos- y trabajar en una agenda pro crecimiento vuelve a aparecer como una respuesta urgente. Desde el sector privado, como ocurre con los encuentros impulsados por la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), existen espacios en ese sentido, a lo que el mundo técnico y político pueden sumarse. En el IFP, Hacienda y la Dipres ya redujeron su proyección de PIB para 2025 desde 2,7% a 2,5%, pero sería saludable evitar nuevos recortes en lo que resta del ejercicio en curso.

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