La trampa del ingreso medio
Al intervenir en el Encuentro Empresarial de La Araucanía, Enela 2011, el presidente de la República puso una nota de preocupación sobre...
Al intervenir en el Encuentro Empresarial de La Araucanía, Enela 2011, el presidente de la República puso una nota de preocupación sobre la poca correlación que se percibe entre el estado de cosas a nivel país, que objetivamente reflejan numerosos indicadores, y el nivel de la política. Según sus palabras, el país está bien y la política, mal.
La reflexión presidencial no sólo da cuenta de un escaso diálogo -y lo que es peor, de una escasa voluntad de diálogo que hay a nivel de los representantes políticos del país-, sino que de la evidente fricción entre lo que muestran los indicadores de crecimiento, empleo y remuneraciones con los niveles de agitación y malestar social que se están expresando con vehemencia en las calles de las principales ciudades del país. A juicio del primer mandatario, estaríamos en presencia de un fenómeno ampliamente estudiado por la literatura económica y que se conoce como la trampa de los países de ingreso medio, es decir, aquellos que están en torno a los US$ 15.000 per cápita, literalmente a la mitad del camino del desarrollo, pero que sienten que ya lo alcanzaron.
El punto no deja de ser digno de análisis, en especial porque desde ciertas tribunas se ha tendido a asociar el desarrollo con una suerte de estado de bienestar en donde las seguridades y condiciones de vida están dadas a todo evento y no dependen del esfuerzo y la responsabilidad individual. Lo cierto es que el desarrollo otorga más certezas vitales y bienestar a los ciudadanos, pero no puede ni debe ser sinónimo de una red que anula el esfuerzo y la iniciativa y menos puede vivirse en el espejismo de que esas condiciones de bienestar están cuando aún resta mucho para llegar a la meta.