La reforma de pensiones es más importante que urgente
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El Gobierno le ha puesto suma urgencia a la discusión de la reforma previsional, una estrategia poco afortunada, pues pone en riesgo la aprobación del proyecto.
La necesidad de una reforma resulta evidente, y existe un consenso prácticamente unánime sobre un aumento de la tasa de cotización, que fue planteado hace diecisiete años por la Comisión Marcel. Existen además otros aspectos en los que hay voluntad de avanzar, pero apurar la votación de un articulado que ha generado escaso apoyo -no sólo en los partidos de derecha, sino también de centro- hace muy difícil lograr resultados. Incluso parlamentarios del propio oficialismo han planteado la necesidad de construir acuerdos técnicos más amplios antes de iniciar la votación.
Están las condiciones para quitar la suma urgencia al proyecto, en aras de constituir una mesa técnica que busque un acuerdo amplio.
Un primer aspecto complejo es la idea de derogar el D.L. 3.500 -junto con sus innumerables modificaciones-, lo que parece responder a un prisma más ideológico que técnico. La eventual derogación de la legislación previsional en su totalidad dificulta en extremo la discusión, ya que se pierde la transparencia sobre los cambios que se están proponiendo. La oposición ha sugerido que primero se discutan los posibles cambios, y una vez que éstos se aprueben, se proceda a la derogación, pero no en forma previa, lo que parece una mejor técnica legislativa que la impulsada por el Ejecutivo.
Por otra parte, en más de una oportunidad la ministra del Trabajo ha señalado que es necesario iniciar la votación en particular del articulado, debido a que la oposición no ha presentado propuestas alternativas. Esto no es así. Se dieron a conocer hace algún tiempo los puntos que la oposición consideraba claves, y recientemente Renovación Nacional entregó una propuesta más concreta de medidas, que contemplan la libertad de elegir, el destino del 6% de cotización adicional a cuentas individuales y algunos mecanismos de transferencias solidarias.
Parecen existir, entonces, las condiciones para quitar la suma urgencia al proyecto, en aras de constituir una mesa técnica que esta vez sí incorpore a los partidos de oposición.
Por último, dada la importancia de avanzar en materia de seguridad social, podría ser una buena alternativa ir aprobando la reforma en forma parcial, de tal forma de cerrar los aspectos en que los consensos son más fáciles, tal como se hizo con la PGU.