La prensa en el programa

os distintos precandidatos a la Presidencia de la República han iniciado la etapa de presentar sus programas de gobierno, de cara a la elección de noviembre próximo. En nuestra edición de ayer entregamos algunos de los ejes económicos en el programa de Daniel Jadue, la carta del PC, y hoy lo hacemos con el aspirante de la UDI, Joaquín Lavín.

Como seguramente también lo serán los programas de los demás precandidatos, se trata de documentos extensos que abordan un amplio rango de temas y desafíos de Chile, con los respectivos diagnósticos y propuestas. Analizarlos con el cuidado que ameritan será tarea de las próximas semanas.

En ese esfuerzo de análisis, explicación y comunicación los medios de prensa jugarán un papel esencial, como en todas las democracias. En una sociedad compleja -y en tiempos de proliferación de fake news y otras formas de desinformación que hace posibles la tecnología-, los medios profesionales, privados e independientes son una probada fuente de información confiable (aunque por cierto no exenta de fallas y errores), y es por eso que son un pilar del orden democrático.

Por ello cuesta entender que, en la tercera década del siglo XXI y en una democracia sana como la chilena, se exalten las supuestas ventajas de contar con una “Plataforma o Sistema de Medios Públicos”, una “Ley de Medios”, o una “Institucionalidad Pública de Comunicación” (Ministerio de Información), como hace el programa de gobierno del PC.

Que entre los argumentos se acuda a “la herencia de la dictadura” y a criticar que la ley prohíba “sólo el ‘monopolio estatal sobre los medios de comunicación social’”, parece un intento claro de lastrar el debate de hoy con cargas del pasado. Desconociendo, además, la experiencia chilena e internacional respecto de qué son, cómo funcionan y dónde existen los sistemas de medios que realmente protegen la libertad de expresión y el derecho a la información.

Se trata de evidencia que todos los demócratas conocen, valoran y deberían estar dispuestos a defender.