La capacitación laboral como prioridad
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Probablemente uno de los consensos más amplios sobre los desafíos que enfrenta nuestro país es la necesidad de avanzar en una mayor equidad en la distribución del ingreso, pero sin afectar el crecimiento económico en el proceso. En el logro de ese objetivo clave, la política de capacitación laboral es un instrumento muy efectivo, ya que permite mayor productividad de los trabajadores con una menor dotación de capital humano, favoreciendo el crecimiento. Al mismo tiempo, permite a esos trabajadores acceder a mejores remuneraciones, mejorando también la equidad.
Lamentablemente esta política no ha recibido en estos años la necesaria prioridad, observándose más bien retrocesos en la materia. El actual gobierno estableció como eje en el área de capacitación el Programa + Capaz, que buscaba mejorar la empleabilidad de mujeres y jóvenes vulnerables, por lo que tenía, sin duda, un objetivo correcto. Sin embargo, producto de serios problemas de diseño e implementación, no se lograron los objetivos buscados. De hecho, el proyecto de Ley de Presupuestos para el próximo año reduce en un 42% real los fondos asignados a este programa, a US$ 52 millones, monto que además equivale sólo a un 30% del asignado en 2015. Preocupante es también el hecho de que los fondos desviados de este programa no son asignados a otras alternativas de capacitación, lo que lleva a una caída de esta línea programática de un 21% real en 2018.
Lamentablemente, la política de capacitación laboral no ha sido una prioridad en estos años, lo que atenta en contra de mejores condiciones de trabajo para los grupos vulnerables.