Distintas señales comienzan a develar que la cautela parece estar instalándose entre los agentes económicos de cara al próximo año. No sólo se han observado ajustes a la baja en las estimaciones de crecimiento para la actividad de 2014 -ubicándose por debajo del 4%- sino que los mismos bancos están tomando ciertas precauciones en la cesión de créditos.
Pero esto último no es generalizado. Más bien se trata de condiciones más restrictivas para las empresas constructoras, uno de los motores de un sector protagonista de alto dinamismo en el país durante el último tiempo. Tanto fue el impulso de esta área que surgieron aprensiones acerca de la posibilidad que se estuviera incubando en Chile una especie de burbuja inmobiliaria.El mercado lógicamente tendió a reaccionar en un marco donde la economía general entró en un proceso de desaleración.
Según corrobora la encuesta del Banco Central, esas condiciones más restrictivas para las constructoras responden al escenario más exigente que enfrentan, considerando un deterioro en el entorno del sector y un aumento en el riesgo de crédito de los clientes.
Dado lo anterior, pareciera del todo razonable la prudencia.