Una mirada mixta entregó el Banco Central en su último Informe de Política Monetaria. Si queremos mirar el vaso medio lleno, destaca el hecho de que mejoran las perspectivas de actividad en el corto plazo, con un alza en el rango de crecimiento estimado para este año desde 1,5%-2,5% a 1,75%-2,75%, explicado principalmente por un comportamiento algo más dinámico del consumo privado, respecto de lo que se esperaba en el IPoM de diciembre. No obstante, si miramos el otro lado del vaso, se mantiene un horizonte de mediano plazo marcado por la incertidumbre. Lo llamativo es que ambos escenarios se explican fundamentalmente por factores externos.
Tanto la mejoría del crecimiento del último trimestre de 2024, como el repunte en la estimación para este año se originan en mayores exportaciones de bienes y servicios, con una contribución importante del turismo desde el exterior, lo que ha dinamizado el consumo.
Por otra parte, las condiciones financieras de corto plazo también han mejorado, como consecuencia de la disruptiva política del Gobierno estadounidense, que ha generado una depreciación del dólar, una caída de las tasas de interés de largo plazo y un alza importante del precio del cobre, ante el temor de futuros aranceles a la importación de ese producto en EEUU.
Estos elementos se han traducido en buenos índices bursátiles, todo lo cual ha contribuido a un mayor optimismo en los resultados para Chile durante este año.
En ello, resulta interesante constatar cómo las políticas del este segundo mandato de Trump han generado efectos equivalentes en ese país a los de un shock de oferta negativo, que se ha traducido en mayor atractivo de las regiones del mundo que se ven menos afectadas por esas políticas, nuestro país entre otros.
Sin embargo, el IPoM mantiene su preocupación sobre los efectos de este deterioro geopolítico en el mediano plazo y, de hecho, reduce la estimación para el crecimiento de nuestros socios comerciales en 2026 desde 2,8% a 2,5%, lo que se explicaría por un menor crecimiento de los países desarrollados.
En este marco, el Banco Central mantiene su preocupación sobre las condiciones externas, dejando explícito que existe un riesgo de que el escenario se deteriore en forma adicional, debido al impacto negativo de la guerra comercial, a lo que se podrían sumar disrupciones en las alianzas políticas que han caracterizado a los países desarrollados desde la Segunda Guerra Mundial. En ese contexto, se mantiene la estimación de crecimiento para Chile en 2026 y 2027 en un rango entre 1,5-2,5%, que no es más que el crecimiento de tendencia, insuficiente parar responder a la múltiples demanda ciudadanas.