Editorial

INDICACIONES A LA REFORMA DE PENSIONES: PROBLEMAS SIN RESOLVER

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Luego de conocido el resultado del plebiscito, el Gobierno decidió aprovechar el triunfo de la que era su opción preferida para retomar la discusión de sus cuestionadas reformas emblemáticas. Esta semana se dieron a conocer entonces las indicaciones al proyecto de ley de pensiones, que, si bien eliminan algunos aspectos muy negativos del mismo, siguen sin hacerse cargo de las causas de las bajas pensiones. Continúa siendo entonces una reforma negativa para Chile, lo que hace muy difícil que se logren los esperados acuerdos.

La edad de jubilación no se toca, ni siquiera en el mediano plazo y en forma gradual como han hecho la mayoría de los países OCDE.

Los diagnósticos técnicos serios muestran claramente que las bajas pensiones en Chile, además de responder a un problema de bajos sueldos, que solo se resuelve recuperando el crecimiento económico, se explican por dos causas fundamentales; el significativo aumento en la expectativa de vida y el creciente problema de informalidad laboral, ya que en promedio las personas solo cotizan por la mitad de los años trabajados, situación además concentrada en sectores de ingresos bajos ¿Qué hace el proyecto de ley y sus indicaciones para enfrentar estas causas? La edad de jubilación no se toca, ni siquiera en el mediano plazo y en forma gradual como han hecho la mayoría de los países OCDE. Bastaría con vincular la entrega de la PGU a la expectativa de vida para al menos dar una señal en esta materia.

En relación con el problema de la informalidad, si bien la reforma previsional no puede hacerse cargo de la totalidad del problema, al menos debería evitar agravarlo, como de hecho hace el establecimiento de tres puntos de cotización a reparto, y de un punto para financiar otra política social, creando entonces un impuesto al trabajo formal, en la dirección opuesta de lo que se requiere.

¿Por qué entonces se establece este impuesto? Porque se busca mejorar las pensiones actuales, más allá del aumento de la PGU, con cotizaciones pagadas por los trabajadores actuales. Esto, que puede ser atractivo desde el punto de vista electoral, deja totalmente de lado los estudios técnicos que plantean que, incluso sin este impuesto al trabajo, las pensiones futuras serán más bajas que las actuales. Una reforma que mejora la situación actual a costa del futuro inevitablemente debe ser catalogada como populista.

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