Impuestos digitales: un enfoque global
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a semana pasada, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dio a conocer una propuesta para que las grandes empresas multinacionales —incluyendo las de la economía digital— “paguen impuestos donde sea que tengan actividades importantes para los consumidores y generen sus ganancias”. Esto se suma a lo planteado recientemente por los ministros de Finanzas del G7 en el mismo sentido.
Lo anterior es parte de un enfoque que este diario comparte: la rapidez, la amplitud y la profundidad de los cambios asociados a la cuarta revolución industrial implican desafíos que requieren ser abordados desde una perspectiva global. Sobre esto ya parece haber un relativo consenso a nivel mundial, como demuestran las acciones de la OCDE y el G7. Sin embargo, es preciso tener en cuenta que un proceso regulatorio de esta índole por fuerza se encontrará con problemas y preguntas inéditos en muchos aspectos, precisamente porque muchos efectos de la disrupción tecnológica —no sólo a nivel tributario, sino económico, laboral, político y social— no tienen precedentes.
Que Chile no puede ser ajeno a estas discusiones lo ratifica el hecho de que la reforma tributaria que actualmente se tramita en el Congreso considera un impuesto a las plataformas tecnológicas. Como en otras dimensiones relacionadas con la nueva economía —por ejemplo, el ascendente sector de las Fintech en el ámbito financiero—, el legítimo propósito de gravar actividades económicas que obtienen ganancias en el mercado local tendrá que ser compatibilizado con un enfoque regulatorio que no perjudique la competencia, no inhiba la innovación y no trabe las inversiones.
Los debates en nuestro país en torno a la Ley Uber y la aplicación de IVA a las plataformas digitales, entre otros, han puesto sobre la mesa la relevancia y la urgencia de abordar estos temas. Iniciativas como las de la OCDE y el G7 nos recuerdan que el desafío es a escala global.