El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) informó ayer que la tasa de desempleo a nivel nacional se redujo a 6% el trimestre móvil noviembre-enero, valor que según el ministro de Hacienda es el más bajo en 16 años para dicho período. Se trata de un desempeño mejor que el previsto y en el que destaca que el nivel de desocupación sigue cayendo, no obstante que la fuerza de trabajo ha aumentado respecto del mismo trimestre móvil del año anterior y en relación al trimestre previo.
Adicionalmente, y descontando que la positiva evolución del mercado del trabajo trasciende lo que podría atribuirse al ciclo estacional, también es destacable la consistente evolución que muestran los números en materia de calidad del empleo. El crecimiento que se observa a nivel de ocupados y de personas asalariadas (3,2% en doce meses) confirma que se está en presencia de un fenómeno con bases sólidas, el cual por lo demás se expresa en otros múltiples indicadores.
Desde un ángulo más político, no puede omitirse que con estas cifras el compromiso asumido por la actual administración de crear un millón de puestos de trabajo durante su gobierno, está cerca de cumplirse, ya que desde 2010 a la fecha se han creado 817.000 empleos.
El cuadro que retratan las cifras ha llevado a un buen número de economistas a sostener que el país se encuentra muy cerca de alcanzar el pleno empleo, si es que ya no lo hizo. Lo anterior, por cierto, más que un simple récord, es un hito que tiene enormes repercusiones en materia social y niveles de pobreza, por sus efectos en materia de salarios. El desafío ahora debiera ser elevar la productividad de esos trabajadores.