En un nivel definido como “neutral” cerró 2017 el Índice de Confianza Empresarial (ICE) que elabora el Centro de Estudios en Economía y Negocios -CEEN- de la Universidad del Desarrollo (UDD) en conjunto con Diario Financiero.
Si bien no se trata de un estado ni bueno ni malo, al menos representa una estabilización del ánimo que tendió a predominar en el mundo de los negocios, que ya había logrado en 2016 escapar del pesimismo que caracterizó a los dos años previos.
Por ramas productivas, el año pasado se observaron dos recuperaciones relevantes: la del rubro agrícola, que en diciembre se ubicó en el segmento neutral -donde llegó a acompañar al sector financiero-; mientras que la construcción terminó con un halo levemente optimista, al igual que el caso del comercio.
En el otro extremo, minería y la industria se convirtieron en ámbitos con un algún grado de pesimismo.
Coherente con los mejores aires o, al menos, la ausencia de deterioro, el ICE mostró en diciembre un alza en la proyección sobre la situación económica del país, principalmente por una mirada más positiva en empresas grandes y medianas de los mundos agrícola, financiero y minero.
Dado los términos expuestos, resulta evidente que existe un terreno fértil para que los privados vuelvan a invertir y logren apuntalar las expectativas más favorables que prevalecen hoy sobre el crecimiento del país este año. Clave serán las señales de la próxima administración en esta línea, especialmente si se asume el desafío que representa dejar atrás las débiles cifras de expansión del Producto Interno Bruto (PIB) que se han verificado en los últimos años.