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Editorial

Estancamiento de la productividad

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 15 de enero de 2025 a las 04:00 hrs.

El impacto de la productividad en la economía chilena fue prácticamente nulo durante 2024. Según la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP), el indicador varió entre -0,2% y 0,1% el año pasado, dando cuenta de la exigua capacidad de la economía para lograr en un horizonte de corto plazo un mayor dinamismo, que genere crecimiento sostenible y mejores niveles de bienestar.

Aunque el rango de 2024 interrumpió las caídas de 2023 y 2022, no significó un cambio en la tendencia de los últimos 16 años, período en que la productividad no ha contribuido significativamente a la expansión del PIB. Se trata, por tanto, de un desafío estructural, que evidencia la incapacidad de la economía para generar mayor valor mediante un uso más eficiente de los recursos disponibles, lo que limita un desarrollo económico robusto, competitivo y sostenible a largo plazo.

El capital y el trabajo fueron los principales factores que sustentaron el crecimiento en 2024, a diferencia de los años ‘90, cuando la productividad aportaba cerca del 40% de la expansión económica, que en la primera mitad de esa década promedió 7,6% anual. En la actualidad, la productividad está 1,5% por debajo de su nivel prepandemia, lo que refleja una caída en la eficiencia con la que se utilizan los recursos. Aunque el número de trabajadores ha crecido un 4,5% y el stock neto de capital es 15,7% mayor que en 2019, el nivel de producción, medido a través del PIB real, ha crecido solo 9%. De mantenerse este ritmo, Chile tardaría 30 años en duplicar su ingreso. En cambio, si se lograra un incremento de 1% anual en productividad, el plazo podría reducirse en casi una década, con significativos efectos en bienestar económico y social.

La desaceleración de la productividad es un fenómeno global, derivado de menores niveles de inversión tecnológica, restricciones crediticias y un menor dinamismo empresarial. Sin embargo, en el caso particular de Chile, persisten además ineficiencias en la asignación de recursos originadas en rigideces del mercado laboral, largos plazos para la aprobación de proyectos, deficiencias en educación, formación de competencias laborales e innovación. Si bien están en curso iniciativas relacionadas con los permisos sectoriales, no existen en el plan de gobierno iniciativas que aborden de manera integral el resto de factores del estancamiento estructural.

Revertir las limitadas proyecciones de crecimiento requiere mucho más que lo planteado en la actual agenda legislativa. Los temas que dominarán el resto de la administración, como las reformas previsional y tributaria, aunque relevantes, no abordan la urgencia de optimizar la productividad como base para un crecimiento sostenible. Diversos estudios especializados sostienen que resolver eficientemente la asignación de capital y trabajo podría incrementar la productividad en hasta un 44%, un margen decisivo para acortar las brechas estructurales y redefinir el potencial de desarrollo del país.

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