El INE ha dado a conocer los resultados de su última Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF), realizada en las capitales regionales del país y algunas de sus zonas conurbanas, con la finalidad de conocer la estructura de gasto e ingreso de las familias, insumo clave -aunque no único- para la confección de la canasta de bienes y servicios representativos del IPC.
En el sondeo se observa que el gasto promedio mensual de los hogares ascendería a $ 807.409, siendo levemente inferior en el Gran Santiago ($ 803.475) que en el resto de las capitales ($ 812.810), en línea con los mayores ingresos de los hogares en regiones ($ 923.105), versus la capital ($ 856.803). El promedio esconde el disímil resultado a nivel de quintiles: mientras un hogar del 20% de menores ingresos (primer quintil) percibe un ingreso mensual de $ 256.064 y uno del tercero
$ 584.235, el promedio del quinto quintil superara los $ 2 millones. Así, el primer quintil presentaría una participación de apenas 9,09% del ingreso total, mientras que el 20% de mayor ingreso alcanza un 43,41%. Los resultados son consistentes con lo reflejado por otras mediciones de ingresos como la Casen y la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingreso (NESI).
Sin embargo, la EPF entrega una medida de bienestar alternativa al ingreso, el gasto en consumo final, lo que permite complementar las tradicionales medidas de distribución de la riqueza. De esta forma, mientras el tradicional índice 20/20, que calcula el ratio del ingreso promedio per cápita del 20% más adinerado sobre el 20% más pobre entrega un índice cercano a 14 en la EPF, al aplicarlo al consumo per cápita se obtiene un índice en torno a 7,5 (6,2 en regiones) lo que sugeriría que los niveles de bienestar -producto del consumo- presentarían menos dispersión a través de los quintiles de lo que las mediciones tradicionales del ingreso sugieren.