Editorial

Corte Suprema y arbitraje: preocupante antecedente

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La semana pasada, la Primera Sala de la Corte Suprema casó de oficio una sentencia arbitral en que las partes habían renunciado a todos los recursos procesales, incluyendo el recurso de casación en el fondo. El antecedente es grave, no tanto por el contenido de la decisión, sino por las repercusiones económicas y reputacionales de la decisión de la Corte Suprema al intervenir en la justicia arbitral.

En efecto, en las últimas décadas, Chile se ha convertido en una importante sede arbitral. Una de las piedras angulares del prestigio de nuestro país es el respeto irrestricto de los tribunales de justicia a los principios de mínima intervención y respeto a la autonomía de la voluntad, contenidos en la ley de arbitraje internacional N 19.971, que sigue a la ley modelo UNCITRAL, las que han servido de marco de las sentencias tanto en el arbitraje doméstico como en el internacional.

Una sentencia de la Corte Suprema arriesga erosionar el prestigio de Chile en materia de justicia arbitral.

La sentencia de la Corte Suprema arriesga erosionar el prestigio de Chile en la materia. Más allá de su contenido —relativa al principio de buena fe en la interpretación de los contratos—, llama la atención que el fallo omita toda justificación a la renuncia expresa realizada por las partes a recurrir a la justicia ordinaria.

En efecto, hasta ahora, la Corte Suprema había considerado que sólo el recurso de queja era irrenunciable, acogiendo por esta vía un porcentaje muy menor de las sentencias arbitrales, inferior al 5%. Pero, al revisar por la vía de la casación de oficio una sentencia arbitral, la Primera Sala se suma a la tendencia observada por otras salas de la Corte Suprema, introduciendo incertidumbre en el sistema judicial y pérdida de confianza en las reglas del derecho.

Sin certeza jurídica los países no pueden prosperar. En concreto, los ministros de la sala civil son los guardianes de las reglas que rigen al comercio y los acuerdos entre privados. Su tarea primordial es velar por la previsibilidad y uniformidad en la aplicación de las leyes, lo cual es, también, una exigencia de justicia.

Es de esperar que sentencias como estas no se repitan en el futuro y que la Corte Suprema siga colaborando con el prestigio internacional de nuestro país, tal y como lo ha hecho en el pasado.

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