La capacitación laboral focalizada en trabajadores vulnerables es, sin duda, el camino más efectivo para disminuir la desigualdad de ingresos en un período corto. Es por eso que llama la atención la poca importancia relativa que se le entrega a este tema en relación a otras reformas económicas. Adicionalmente, las políticas de capacitación permiten mejorar la productividad, generándose un círculo virtuoso entre eficiencia y equidad.
Pocas dudas caben también de que a pesar de la generación de un diagnóstico bastante consensuado sobre la necesidad de modificar radicalmente el esquema de capacitación en Chile, se ha avanzado muy poco en este aspecto. El actual gobierno, aunque hasta ahora no ha introducido cambios significativos a las políticas de capacitación vigentes, está implementando un plan cuyo foco y modalidad parecen correctos.
Nos referimos al programa conocido como “+Capaz”, dirigido a mujeres y jóvenes vulnerables, con cursos orientados a oficios demandados desde el punto de vista productivo y de mayor duración. El objetivo es capacitar a 300 mil mujeres y 150 mil jóvenes, lo que parece una meta ambiciosa. Este año se ha iniciado un plan piloto en tres regiones, con cerca de 2 mil cupos. En 2015 se profundizaría, con el establecimiento de 75 mil cupos, y un presupuesto estimado en US$ 160 millones. Si este programa resulta exitoso, se podría dar un paso importante en mejorar la situación de los grupos más vulnerables. Y no sólo eso, sería además una evidencia importante de que existen políticas laborales que pueden generar un amplio consenso y avanzar en la línea correcta.