Ataque en Siria desafía la alianza entre Trump y Putin
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Las revelaciones sobre un mortal ataque con armas químicas prohibidas en una región dominada por los rebeldes en Siria desató ayer una ola de indignación internacional.
Aunque Rusia hizo lo posible por desviar las sospechas de que el autor del ataque fue el régimen de Bashar al-Ásad, que se ha mantenido en el poder casi exclusivamente gracias al apoyo del Kremlin, las versiones de Moscú fueron desestimadas por la mayoría de los organismos y gobiernos mundiales, incluyendo EEUU, que condenó duramente la masacre de civiles.
El presidente Donald Trump, que ha dado un drástico giro a la política exterior de EEUU, impulsando un acercamiento con su par ruso Vladimir Putin, verá crecientes desafíos a su estrategia provenir incluso desde su propio Partido Republicano, que ya ayer estaba pidiendo una intervención más decidida de Washington en la crisis.
El mandatario estadounidense deberá demostrar que sus vínculos con Putin pueden funcionar en favor de la política exterior de la Casa Blanca, ayudando a encontrar una alternativa viable al actual gobierno sirio, y que no son, por el contrario, una carta blanca para que el líder ruso actúe sin contrapeso en el escenario geopolítico global.
