Más arduo de lo que se preveía terminará siendo el camino que deberá recorrer Argentina para estabilizar el rumbo en la senda de la recuperación económica. Luego de momentos complejos y en medio de una creciente impaciencia ciudadana atizada por la agenda política de quienes hoy son oposición, el gobierno de Mauricio Macri parecía estar avanzando a un ritmo moderado pero razonable en la dirección de la salida de la recesión. No obstante, los datos preliminares para componer la escena macro del primer trimestre apuntan a que en febrero se habría vuelto a una situación de signo negativo que torna un tanto efímera la sensación de recuperación de los meses previos.
Si se añade a lo anterior las dificultades para domesticar la inflación, cuestión que incluso podría requerir de un manejo monetario algo más restrictivo, resultan atendibles las aprensiones que ya comienzan a mostrar los análisis de varios bancos de inversión que siguen a la nación trasandina, reportes que incorporan a sus revisiones la componente política, ya que las elecciones legislativas programadas para octubre, le ponen una presión relevante a las autoridades si no quieren quedar en una situación desmejorada.