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Alto contrasteLas últimas semanas, en especial luego de que se dieran a conocer las positivas cifras en materia de pobreza e indigencia registradas por la encuesta Casen, la ciudadanía ha sido testigo de un debate en donde se ha instalado la sospecha, ya que desde la oposición se ha acusado una eventual manipulación de datos por parte del gobierno con la intención de exhibir mejores performances en el plano social, siendo la última expresión de aquello el cuestionamiento a las cifras de cumplimiento de las prestaciones Auge.
Respecto de la Casen, las sospechas y críticas apuntaron a cuestiones técnicas como el cuestionario aplicado, el registro de los datos levantados, el margen de error y el impacto de los bonos en el resultado final. En el caso del plan Auge, y pese a que desde hace meses la autoridad ha hecho público que los avances logrados en esta materia en parte proceden de la depuración de las listas de espera de personas fallecidas, ya atendidas o con cambios en sus diagnósticos, se ha dicho que ha habido un uso político de datos que no serían tales.
Y aunque se trata de debates aún en desarrollo, el común denominador a ojos de un observador es que cifras procedentes del Estado (más allá de que haya un gobierno de turno), se prestan para sacar ventajas mañosas de corto plazo, asunto delicado y que debiera invitar a la clase política a la reflexión. Chile tiene una reputación de seriedad y credibilidad arduamente ganada, que es obra de todos los sectores políticos, y afectarla resultará perjudicial no sólo para el adversario, sino que para el país. Es de esperar que a futuro el debate progrese con criterio y no en forma apasionada.
