Vuelta a la realidad económica después del plebiscito
Carlos J. García Ph.D. en Economía (University of California); académico U. Alberto Hurtado
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Carlos J. García
En los últimos meses hubo una tendencia a culpar a la opción Apruebo de todo tipo de males, entre ellos la situación de la economía y, por ende, la amenaza de fin de mundo, incluyendo fuga de capitales tanto humanos como financieros. Un resultado obvio del triunfo de la opción del Rechazo en el plebiscito de salida es que el panorama económico en los próximos meses ya no se podrá achacar al posible triunfo del Apruebo. Despejada la supuesta “incertidumbre” política, más ficticia que real, ahora solo queda la realidad económica: una recesión por factores externos y algo más.
“Ni los retiros de las AFP ni una política monetaria desbordada fueron la causa del shock de oferta en la economía. Un tratamiento agresivo innecesario por parte del Banco Central puede ser contraproducente”.
En efecto, la economía está atravesando un severo shock de oferta, es decir, los precios de productos clave a nivel internacional experimentaron aumentos importantes con un efecto negativo en la actividad mundial. El traspaso de estos aumentos hacia la economía chilena fue brutal, registrándose una tasa de inflación por sobre el 14% en agosto y resintiendo severamente a la economía: su velocidad de crecimiento ya es negativa. Ni los retiros de las AFP ni una política monetaria desbordada fueron la causa.
El “algo más” es la respuesta del Banco Central, que ha sido mundial, literalmente. La TPM de 10,75 encabeza las listas, según el BIS esta tasa es varias veces mayor que en otras economías pequeñas y abiertas: Australia, Canadá, Inglaterra, Israel, Indonesia, Nueva Zelandia, etc. Sin embargo, la inflación sigue siendo en todos estos países muy alta respecto de sus metas de inflación.
Este es un punto importante y tiene que ver con la transitoriedad del shock de oferta que estamos experimentando. Si éste es transitorio, la medicina para tratar esta enfermedad es aumentar la tasa de interés, pero a los niveles de los países mencionados. En caso contrario, si el shock de oferta llegó para quedarse, la medicina es la de nuestro Banco Central. La lógica es simple, suponga usted que tiene una herida en una pierna: si es leve bastará con limpiar, desinfectar y tomar algún tipo de antibiótico. Pero si la lesión, por ejemplo, dejó a su pierna muy maltrecha e irrecuperable, entonces necesitará de un tratamiento agresivo y no quedará más que asumir la nueva realidad.
Un tratamiento agresivo innecesario puede ser obviamente contraproducente. Esperemos que el doctor esta vez no esté equivocado, como sí ocurrió en la crisis asiática de 1998 y que costó años de recuperación, especialmente en el empleo.
Con todo, el escenario para 2023 es más bien sombrío, el shock de oferta más las tasas altas del Banco Central deben llevar inevitablemente a la economía a una recesión el próximo año, si no ocurre nada favorable. La recuperación de la economía después de la pandemia terminó, y de ahora en adelante enfrentamos otro escenario no menos complejo, en que la autoridad y el país se debatirán entre la recesión y la inflación.